Entrevista a Jesús Greus, autor de "Solo una sombra"
Escribir una novela no es nada fácil. Escribir es un arte y solo algunos tienen el don. Es el caso de Jesús Greus, autor de Solo una sombra, a quien hemos entrevistado para que conozcáis mejor su obra y al autor.
¿Cuándo y por qué decides crear tu novela?
Porque, aparte otros varios, tengo
orígenes familiares extremeños. He visitado regularmente Extremadura durante toda
mi vida. Tengo allí arraigos y recuerdos de vacaciones de infancia. De niños éramos
enormemente felices sueltos por el campo, en contraste con nuestra monótona vida
en Madrid. Suponía libertad, espacios abiertos, aire libre. En mi infancia,
además, aquel campo extremeño era otro universo, lejos de la civilización. Ni
siquiera estaba asfaltado el camino que nos comunicaba con el pueblo más
próximo. Me he basado en recuerdos para recrearlo en esta novela. Es real, por
ejemplo, que había un hombre que recorría los cortijos con una mula vendiendo
género diverso y transmitiendo noticias.
¿Por
qué elegiste llamarla de esa manera?
La palabra sombra se repite varias veces
en la novela. Además, el título, tomado de una declaración de Malcolm Lowry, encaja
bien con el protagonista, cuya vida se desarrolla, en gran parte, entre las
sombras de la noche.
¿Cuánto
tiempo tardaste en reunir datos e información para poder escribir tu novela?
Escribí cerca de trescientas páginas para
una novela mucho más ambiciosa. El contenido de Sólo una sombra formaba parte de ese proyecto, diluido entre otros
muchos personajes y acontecimientos. Aquel texto reposó varios años. Más
adelante, decidí entresacar solo lo relativo al joven pastor, y escribir así una
novela menos extensa. Utilicé un diccionario de castúo para comprobar palabras
y modismos.
Si
tuvieras que presentar este libro a nuestros lectores, ¿con qué palabras lo
harías?
Describe una España oscura. Admito que es
una novela algo triste. A la vez, nos sumerge en un atractivo mundo de cortijos
remotos, de brujas y costumbres ancestrales, de toros bravos en un campo aún no
afectado por la mecanización actual. Extremadura, esa gran desconocida, era una
región, aún en las décadas de 1950 y 1960, con una rica cultura propia que hoy
se va perdiendo en parte con la modernidad.
¿En
qué ingrediente reside la fuerza de esta historia?
Primero, en el drama de vidas marcadas
por lamentables destinos. Después, acaso en las descripciones de ambientes y
paisajes, y en los diálogos, que reflejan una idiosincrasia, una manera de
vivir y de pensar. También, en un vocabulario esmerado.
¿Cuál
es tu personaje favorito y por qué?
En primer lugar, Aguasanta, una mujer
resuelta a todo por resolver el futuro de sus hijos. Y también Prisco, ese
pobre chico medio lelo pero entrañable en su simpleza y buen corazón. Él sabe
leer en la naturaleza: la vida no le ha enseñado otra cosa.
¿Cómo
describirías tu estilo?
En este caso, el estilo se ajusta a una
historia rural, sencilla, que puede insertarse en la tradición de ciertas obras
de Ramón Sender y Delibes.
¿Qué
parte te resultó más complicada de escribir?
- En una novela todo es difícil de
escribir. En general, se tarda más en concebirla que en escribirla. Lo más
complejo es llegar a tener una idea clara de lo que se quiere hacer y de cómo
se quiere contar. Una vez esta idea cuaja, lo demás es cuestión de disciplina y
oficio.
¿Quién
o quiénes fueron los primeros en leer este libro? ¿Cuál fue la primera
impresión?
Que yo recuerde, este libro sólo lo leyó
un amigo chileno en Marrakech. No suelo dar a leer manuscritos no publicados,
salvo que necesite asesoramiento.
¿Cómo
definirías la experiencia de trabajar con la Editorial Adarve?
Es la primera vez que trabajamos juntos.
Aún no tengo experiencia. Hasta ahora, bien.
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