Entrevista a Christian Rodríguez, autor de la novela "Pranto"




Pranto representa los años de adolescencia de su autor, Christian Rodríguez. Es una novela profunda, poética, que sumerge al lector en el más desdichado de los paraísos. Conoced la historia de este joven escritor y cómo desarrolló esta, su primera novela.





¿Cuándo y por qué decides crear tu novela?
Empecé a escribir mi novela en Julio de 2014, es decir, cuando tenía 13 años. En realidad, no fue una decisión lógica ni premeditada, sino más bien la necesidad que sentía de escribir. Pensando en qué determinó que lo necesitase, por una parte es importante hablar de cómo me influyó mi profesora Adela, que sería quien me llenaría de esa pasión literaria que me llevaría a querer ser capaz de escribir, no un libro, sino un buen libro. Si conseguí ese propósito o no, aún así, debo dejarlo a vuestra opinión. Por otra parte, también hay que tener en cuenta que emocionalmente estaba surcando un momento inestable. Tan joven, en plena adolescencia, sufrí mis primeras traiciones y me enamoré por primera vez y seguramente sean esas vivencias las causantes de que realmente me lanzase a escribir. Como dije al principio, la razón fundamental de que hoy podamos leer la novela Pranto no fue lógica, más bien fue la necesidad de volcar, de dejar fluir, escapar de algún modo, la inestabilidad emocional que sufrí aquellos años. 

¿Por qué elegiste llamarla de esa manera?
Durante el tiempo que estuve escribiendo la novela la llamé en todos los originales como “La parte oscura del paraíso”. Tenía sentido para mí porque mostraba el tono del libro que hacía del paraíso, un lugar idílico, un lugar de desgracias (en términos del propio libro «el lugar de las desdichas»). Sin embargo, no solo era demasiado simple sino que, con el tiempo, dejó de corresponderse con la idea que yo tenía del manuscrito así que, cuando terminé de escribirlo y estaba haciendo las primeras correcciones, decidí cambiarle el nombre por el que tiene actualmente, Pranto. El título se refiere a una composición de la lírica gallego-portuguesa medieval basada en una cantiga (poema) dedicada al lamento por la muerte de una persona importante. En gallego, esta palabra —pranto— se sigue manteniendo y es el equivalente a llanto en castellano. Esta idea tuvo más sentido considerando que la novela entera gira en torno a la ausencia de Selena, por lo que el nombre se adaptaba a la perfección y constituía una manifestación clara y potente del contenido de la obra. La razón, en definitiva, es que este título cerraba la idea artística del libro mejor que ningún otro.

¿Cuánto tiempo tardaste en reunir datos e información para poder escribirla?
El libro es completamente fantástico en el sentido de que parte de una realidad creada por mí únicamente para esta obra. En este aspecto, pues, no habría mucha información que reunir. Sin embargo, todo en la obra tiene relación con mi vida y con lo que fui aprendiendo y, aunque no necesitase ningún tipo de formación para crear las páginas, sí la necesité para hacer todo el cuerpo textual lleno de múltiples referencias. En este aspecto, nunca he dejado de recabar información para la escritura de las páginas, incluso ahora sigo aprendiendo formas de hacerla mejor de lo que es hoy, por mucho que no vaya a hacer cambios por respeto a la pieza.

¿En qué ingrediente reside la fuerza de esta historia?

Es constante el uso de binomios, es decir, de un concepto y su contraparte— realidad/apariencia, amor/moral, libertad/determinación, vida/muerte, religión/ateísmo…— que le dan a la obra un vuelco filosófico en el que, en mi opinión, encontramos su punto más interesante.

¿Cuál es tu personaje favorito y por qué?
Apenas hay tres personajes en la novela alrededor de los cuales gira la historia. Y, de ellos, ninguno me enamora más que otro porque todos nacen de mí, de la misma manera, con la diferencia de interpretar el papel que les corresponde según las vivencias que les he asignado. Por eso, no prefiero ni me enamora más ninguno de ellos sino que son las vivencias que el personaje carga lo que me hace amar más a un personaje que a otro. En este sentido, es decir, basándome en las vivencias de los personajes, el personaje que más me gusta y del que se verá mucho más en entregas posteriores es Alice.

¿Cómo describirías tu estilo?
Definirlo por entero es algo complicado.  Mi estilo es, ante todo, pesimista en todos sus puntos: siempre predomina un velo de tristeza por detrás de toda la acción. Es rico en metáforas y símbolos, símiles y correlaciones y presenta también una enorme introspección de los personajes. Apenas hay diálogo y casi parece un monólogo sentimental constante. Destaca también por un lenguaje variado y dinámico que siempre cambia con el paso de las líneas. Me esfuerzo cada día más para que ninguna frase sea igual a la anterior y conseguir la más y mejor variada selección de formas de expresión posibles.

¿Qué parte te resultó más complicada de escribir?
El principio, aunque no sabría decir exactamente por qué teniendo en cuenta que siempre fue la parte que tuve más clara. Fue tan complicado que el capítulo 3 lo reescribí hasta tres veces. Tengo que decir que al principio, como también era el principio de mi carrera como escritor, los constantes cambios de estilo fueron mis peores enemigos siendo los principales causantes de los múltiples cambios sobre estos capítulos. Espero que su versión final les guste a mis lectores mucho más de lo que me gusta a mí, porque aún hay cosas de ella que no acaban de convencerme por mucho que no las vaya a cambiar. Como muchos escritores/as, por muy bien que esté algo que yo mismo he hecho siempre tiendo a intentar perfeccionarlo más.

¿Quién o quiénes fueron los primeros en leer este libro? ¿Cuál fue la primera impresión?
Cuando empecé a escribir el libro les fui facilitando la obra por capítulos a mis amigos para que me diesen su opinión sincera. En un segundo momento también se lo pasaba a mi madre y ella más que nadie me decía claramente su opinión. Ella, junto con mi pareja, fue la persona que más esfuerzo volcaron sobre la obra y por las que más me sentí apoyado. Les gustaba, aunque siempre me recomendaron cambiar algunas cosas del estilo que creían que podía restarme lectores. Es cierto que hoy en día muchas de las cosas que veían problemáticas no figuran en la versión final, pero eso se debe más a que mi propio estilo fue cambiando con el tiempo. De la versión final antes de edición que les pasé, me dijeron que era una pieza digna de edición con posibilidades de asegurarme una carrera literaria si no dejaba de trabajar.

Si tuvieras que presentar este libro a nuestros lectores, ¿con qué palabras lo harías?
Les diría que se trata de un libro con un marcado carácter reflexivo e introspectivo que se encarga de analizar el interior de una persona enferma por sus vivencias, haciéndonos apreciar, más que ninguna otra cosa, la lucha entre la realidad y la apariencia, el amor y la moral, la determinación y la libertad y el sentido/sinsentido de la existencia.

¿Por qué crees que nuestros lectores debiesen leer tu libro?
Para hacer arte del sufrimiento.





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