Entrevista a Alberto Martín-Aragón, autor del libro de relatos El último vodka

Este director de cine experimental y escritor nos sorprendió en 2019 con Los cobardes no saben beber despacio. Hoy nos presenta su primer libro de relatos, El último vodka, en el que conjuga humor y humanidad desde una perspectiva sombría. Os invitamos a conocer más a través de esta entrevista.

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Entrevista al autor: Los cobardes no saben beber despacio

Háblanos un poco de ti.

SOY un hombre propenso a la tristeza y al pesimismo que a veces acaricia la idea de suicidarse educadamente, sin causar demasiado alboroto. Pero no creo que lo haga. La cerveza alemana, el erotismo, el cine de Sokúrov y otras sublimes mundanidades me disuaden de llevar a cabo ese funesto plan.

¿Qué podremos encontrar entre las páginas de El último vodka?

VIDAS comunes y anodinas que acaban siendo infelizmente extraordinarias porque alguien mete la pata o porque algo se tuerce y nada vuelve a ser lo mismo. Es decir, unos pedazos de la tragicomedia humana pasados por el tamiz de mis obsesiones.

¿En qué ingrediente reside la fuerza de este libro?

SI este libro tiene alguna fuerza, quizá esa fuerza resida en el humor. Un humor sombrío y goyesco que solo agradará a quien ha logrado, por ejemplo, reírse de sí mismo al ser abandonado por su pareja tras padecer un gatillazo en el instante menos oportuno.

¿Cuál es tu cuento favorito del libro? ¿Por qué?

EL cuento que menos me avergüenza haber escrito se titula Mamá. Creo que no le sobra una sola palabra. Es un cuento que describe lo terrible que es ser niño cuando los padres se comportan como adolescentes y solo infunden inseguridad y desconcierto al hijo. Tengo cariño a ese cuento porque lo escribí durante una madrugada mientras estaba esperando en una comisaría para denunciar que me habían robado la cartera en un local abarrotado de rijosos cocainómanos.

¿Qué quieres transmitir a través de estos relatos?

LO poco que controlamos nuestra vida a pesar de que nos sintamos dueños de ella. Lo que llamamos libertad no es más que el escaso margen de maniobra que nos concede el destino para decidir de qué modo deseamos ser derrotados.

¿Existe alguna relación entre los relatos de El último vodka y tu novela anterior, Los cobardes no saben beber despacio?

CREO que hay un nexo temático que emparenta de algún modo ambas obras: la necesidad que tiene el ser humano de complicarse la vida. Incluso la persona más prudente y cautelosa no puede vencer la tentación de meter las narices en huerto ajeno. 

¿En qué referentes literarios te inspiraste para escribir este libro?

Tengo muchos referentes literarios. No obstante, por responder con un mínimo de rigor a esta pregunta, señalaré que Ambroce Bierce y Boris Vian son los autores que quizá han podido influir más en mí durante la elaboración de El último vodka. Me entusiasma la capacidad de esos escritores para transformar lo más inverosímil y disparatado en algo inevitable e indispensable.

¿Cuál fue el último libro que leíste? ¿Por qué lo elegiste?

Signos junto al camino, del escritor yugoslavo Ivo Andrić (1892-1975). Es un libro que es diario, ensayo, crónica, novela, poema. Es un bello caos de sabiduría y de sutiles epifanías líricas. Lo recomiendo a los lectores indecisos e inconstantes que quieren picotear en diferentes géneros de modo simultáneo.

¿Cuál es tu visión acerca del panorama literario actual?

No tengo una visión precisa del panorama literario actual porque conozco muy poco el panorama literario actual. Apenas leo a escritores vivos. Y los autores vivos que leo (y que relativamente admiro) son ya personas de provecta edad, a saber: Claudio Magris, Elfriede Jelinek, Cormac McCarthy y Peter Handke, entre otros.

Y ahora qué, ¿algún nuevo proyecto?

Trabajo en una novela sobre el papel primordial que desempeña el asco en la estimulación del deseo sexual.

ISBN:  978-84-18097-48-5

Número de páginas: 150

Sinopsis: 

El último vodka reúne diecinueve cuentos que describen, en un tono predominantemente satírico y surrealista, cómo unas vidas aparentemente cotidianas y comunes se incursionan repentinamente en los territorios de lo absurdo, de lo ridículo y de lo macabro. Territorios donde, para bien o para mal, lo siniestro y lo humorístico se nutren mutuamente, mostrando los perfiles más bufonescos pero también más esenciales y entrañables de la condición humana. Casi todos los personajes de estas historias, al margen de sus peculiaridades y matices, comparten un denominador común: una fatídica atracción por la vivencia radical, alimentada por las energías que suministran la soledad, el tedio y la angustia.