Entrevista a Jesucho Igarzabal, autor de "El barro"
Jesucho Igarzabal, autor de El barro, nos comenta acerca de su primera novela, inspirada en las experiencias vividas durante sus 26 años como juez en lo penal de la ciudad de San Isidro, Argentina.
¿Cuándo
y por qué decides crear tu novela?
Cuando
me jubilé estimé que era un buen momento para recrear algunas de las situaciones
que viví en mi largo periplo profesional.
¿Por
qué elegiste llamarla de esa manera?
La
llamé El Barro, dos palabras que abarcan todas las impresiones,
sentimientos y valoraciones que se fueron develando desde mi ingreso a la
justicia a los veinte años hasta mi salida a los sesenta. El barro tiene una
esencia contradictoria: ensucia y dificulta, pero a la vez sana y construye. Allí
pude palpar lo mejor y lo peor de la condición humana.
¿Cuánto
tiempo tardaste en reunir datos e información para poder escribir tu novela?
No tuve
que hacer ninguna investigación o recopilación. Simplemente fue sentarme ante
el teclado y evocar algunos casos con los que me topé.
¿En
qué ingrediente reside la fuerza de esta historia?
No
me animaría a decirlo. Para no eludir la pregunta solo diré que su
característica esencial es la autenticidad. Aquí, en El Barro, sin perjuicio de
la calidad literaria, todo cuanto contiene es fruto de mis percepciones, mis
vivencias.
¿Cuál
es tu personaje favorito y por qué?
El
policía Miguel Ángel Zabala, inquieto, casi anárquico, leal y honesto, cualidades,
especialmente la última, que no abundan en las filas de la policía bonaerense,
a la que definiría como una jungla de personas, en la que cohabitan santos y
demonios. Zabala fue determinante en el esclarecimiento de uno de los casos más
dramáticos en los que intervine.
¿Cómo
describirías tu estilo?
Creo
que podría definirlo como narrativo, más que contar intento conversar por escrito con el lector. Elegí
la narración en primera persona por haber sido testigo y protagonista de las
historias que en El Barro reproduzco.
¿Qué
parte te resultó más complicada de escribir?
Lo
único que me demandó cierto esfuerzo fue mi intención de ocultar o no hacer
evidente el caso al que me estoy refiriendo. El Barro contiene cuatro historias
todas reales. Pero a medida que fui avanzando en el desarrollo me fui convenciendo
que la sinceridad extrema podría herir susceptibilidades no solo de los
protagonistas, autores y víctimas, sino y principalmente de sus familiares.
Razón que me llevó a modificar detalles en el afán de despistar a lectores bien
informados.
¿Quién
o quiénes fueron los primeros en leer este libro? ¿Cuál fue la primera
impresión?
Mi
mujer fue la primera, empezó a auscultar el texto de contrabando cuando aún eran
unas pocas páginas, siempre me animó con su entusiasmo, pero desconfío de su
objetividad. Una vez terminado lo
leyeron un par de compañeros de la judicatura y otros pocos allegados. Las
críticas en general fueron favorables, hubo desde aquél al que le encantó y no
le cambiaría nada; otro al que le gustó, pero entendió que su rol en una de las
secuencias había sido desvirtuado; hasta alguno que prefirió el silencio al
comentario.
Si
tuvieras que presentar este libro a nuestros lectores, ¿con qué palabras lo
harías?
Léanlo
y después me cuentan.
¿Por
qué crees que nuestros lectores debiesen leer tu libro?
No lo sé,
mi ilusión es que pueda gustarle a alguno o a muchos, cuantos más mejor. Enunciar
las bondades y virtudes de una obra propia me haría sentir como alguien muy
vanidoso y no es mi deseo incurrir en el pecado de la soberbia ni dar la impresión
de quererles vender un libro.
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