Entrevista a Alberto Martín-Aragón, autor de la novela "Los cobardes no saben beber despacio"
Los cobardes no saben beber despacio es una de esas novelas brutales que hacen cuestionar tu existencia, tus actos, tus ideas mientras ríes y piensas que quizás no eres tú quien está mal, sino el mundo entero... o tú y el mundo, o todos, todo... Alberto Martín-Aragón lo explica mucho mejor en esta entrevista. No os arrepentiréis de conocerle.
¿Cuándo
y por qué decides crear tu novela?
¿Por
qué elegiste llamarla de esa manera?
Porque no he bebido despacio en las
épocas en que he tenido miedo a enfrentarme a la vida. Ahora creo que soy menos
cobarde (o quizá no). Lo que tengo claro es que intento beber más despacio. ¿Lo
consigo? Prefiero no saberlo.
¿En
qué ingrediente reside la fuerza de esta historia?
En el estoicismo del protagonista,
Alejandro Barriga. Es un estoicismo irónico y sarcástico que contrarresta su pusilanimidad
y su victimismo. Barriga es un completo inútil, un piernas de muchos quilates, un
pringado que ha perdido todos sus trenes, pero el tío tiene la dignidad de
reírse de ello. Si este personaje careciera de sentido del humor, la novela
sería un tostón y habría que quemarla.
¿Cuál
es tu personaje favorito y por qué?
Manuela, la niñera. Es una mujer joven
que no tiene miedo a nada. Su bondad es ruda, pero desbordante de sabiduría. Es
un paradigma de la libertad y de la desinhibición. Es lo que yo habría querido
ser: una mujer con los ovarios bien puestos.
¿Cómo
describirías tu estilo?
No sé si tengo estilo. Lo que sí sé es
que intento ser preciso y diáfano. Es posible que no lo consiga del todo, pero
lo intento. Si no intentas expresarte
con claridad, dedícate a decir confusas idioteces en un parlamento o en una
tele, pero no escribas libros, por Júpiter.
¿Qué
parte te resultó más complicada de escribir?
Todo el libro ha sido complicado de
escribir, porque en realidad yo no sé escribir. O para ser más exactos, yo no
sé escribir ni bonito ni literario. Tampoco quiero aprender. El mundo está
lleno de escritores oficiales que escriben como literatura oficial. Es lógico,
pero también es soporífero. Quizá esté exagerando. Pero qué coño sé yo.
¿Quién
o quiénes fueron los primeros en leer este libro? ¿Cuál fue la primera
impresión?
Un amigo de la infancia. Dijo que la
novela le parecía espantosa, pero acto seguido agregó que le enganchaba. Debo
añadir que mi amigo es analista financiero y que lee a autores de prosa
almibarada que yo detesto. Pero es un buen amigo y le agradezco su opinión,
aunque fuera una opinión espantosa.
Si
tuvieras que presentar este libro a nuestros lectores, ¿con qué palabras lo
harías?
Salvaje. Enérgico. Brutal. Bufonesco. Pero también sabroso y
suculento como un potaje de garbanzos.
¿Por
qué crees que nuestros lectores debiesen leer tu libro?
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