Entrevista a Alejandro Merino, autor del poemario "Cada muerte el fin del mundo"
La honestidad de las emociones presentes en el poemario Cada muerte el fin del mundo (Colección Verso y Color, Editorial Adarve 2018) ante un tema tan delicado como la muerte, además de la crudeza a través de la cual muestra la realidad de un país sumido en la violencia y la indiferencia, hacen que esta colección de poemas de Alejandro Merino calen en lo más profundo de cada lector. Os invitamos a conocer al autor y su obra en esta entrevista.
El leitmotiv de Cada muerte el fin del mundo es la muerte: ¿de qué manera plasmas este tema en tus poemas?
He tratado de mostrar
las diferentes reacciones y emociones que he experimentado ante la muerte.
Desde que vi mi primer muerto (un chico atropellado cerca de mi casa cuando yo
tenía 8 o 9 años), la muerte ha sido un tema que me ha intrigado, que me
obsesiona un poco. En este libro trato de mostrar algunas de sus caras.
¿Qué es la muerte para
ti?
Es algo que me aterra,
probablemente porque no creo que haya nada después. Si creyera que la muerte no
es el fin, sería más fácil. Para mí es una especie de sombra, algo que va a tu
lado todos los días, que te roza y que está a punto de darte el empujón final
cada día sin que tú lo notes. En la bañera, en un cruce, a la salida de un bar
o del trabajo. Es tan fácil morirse… y sin embargo creemos que a nosotros no,
que a los nuestros no, hasta que pasa.
¿Se te ha hecho muy
difícil escribir un libro de poemas? ¿Por qué?
Más que difícil, diría
que ha sido un poco incómodo por el tema. Especialmente los textos que hablan
sobre los feminicidios en México. Al escribir un poema sobre eso, hay una
sensación agridulce; no puedo sentirme satisfecho porque el tema duele y me
hace rabiar. No son poemas que “gusten”, pero al mismo tiempo me parece
necesario hablar del tema, porque el grado de violencia en México es
inverosímil, y al vivir en el extranjero es común escuchar que la gente sueña
con viajar a México porque es un paraíso, y no es verdad. México es, para
millones de familias, un verdadero infierno.
Cuéntanos un poco acerca
de tu proceso creativo.
Con casi todos los
textos de este libro pasaron varios días o hasta un par de semanas desde la
idea inicial hasta el día en que me senté a escribir las primeras líneas. Si me
venía algún verso o alguna idea, no la escribía de inmediato, sino que le daba
vueltas para saber si realmente podía ser un poema, si podía decir algo como
conjunto, independientemente de las frases que ya tenía o de la primera idea.
Con otros temas el poema fluye mejor, pero en este caso, al menos a mí, me
requería más tiempo.
¿Cuál es tu poema
favorito? ¿Por qué?
Pues no es que sea mi
favorito, pero probablemente el poema que abre, Dime cómo se hace, amor, y uno de los que cierran, País-horror, son los que más duelen, los
que más sacuden. El primero lo escribí unas semanas después del asesinato de
Valeria, una niña de once años, violada y asesinada por un chofer de transporte
público en el Estado de México. El segundo es una estampa sobre el miedo de
vivir en un país donde sabes que siete mujeres son asesinadas cada día, y que
cualquier día puede ser tu hermana, tu hija, tu madre, tu sobrina. Pensar que
uno de esos siete asesinos puede ser el taxista que lleva a tu novia a casa, o
el vecino de tu mejor amiga, es aterrador, y hay que vivir con ese miedo. Y
probablemente el miedo que yo, como hombre, siento, no es nada comparado al que
sienten ellas.
¿Quién o quiénes fueron
las primeras personas en leerlo? ¿Cuál fue su impresión?
Algunos de los poemas
los fui colgando en mi blog, y en general me decían que eran duros, que no
sabían si decir que les habían gustado, porque algo así no puede gustar. Hace
unos meses hicimos unas lecturas de poemas en dos universidades de la ciudad de
México, y en general, al terminar de leer los poemas que hablan sobre los
feminicidios en México, el auditorio se quedaba en silencio. La gente no sabía
si aplaudir o no hacer nada, precisamente porque no son poemas que “gusten”.
Hablan de una realidad horrible y ver que la gente reaccionaba así me parece un
buen signo, porque creo que logran tocar alguna fibra.
¿Por qué crees que el
público debiese leer tu libro?
Creo que muchos de
nosotros hemos pensado en la muerte. Y creo que hay muchas reacciones ante
ella: el odio, la sed de venganza, le negación, el reclamo, la tristeza, el
duelo, y finalmente, el olvido. Si alguien ha pensado la muerte un poco más
allá, quizá encuentre alguna idea compartida en estos textos. Además de eso,
creo que el libro puede ser un buen recordatorio de las atrocidades que se
cometen en México todos los días, y de cómo eso se ha vuelto normal y ha dejado
de asombrarnos.
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