Entrevista a Roberto Echeveste, autor del poemario "El mes del pedernal"






La poesía ha vivido grandes cambios en los últimos tiempos. Acostumbrados a los clásicos que hablan de amor, la muerte, la juventud... Hoy en día, la denuncia social está acaparando las letras de canciones, novelas, ensayos y, desde luego, poesía. Es lo que nos presenta Roberto Echeveste en su poemario El mes del pedernal, una invitación a reflexionar sobre nuestra relación con la máquina y con nosotros mismos. Os invitamos a conocer a este autor y su libro en la siguiente entrevista.

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Háblanos un poco de ti.

La verdad es que no soy muy bueno hablando de mí. Aparte, creo que debo dejar hablar a mis libros. Solo puedo decir que soy un hombre como cualquier otro a quien se le da bien escribir.

¿Por qué decides escribir poesía?

Creo que no podría no escribir. Escribir nació en mí desde muy pequeño, pero escribir poesía me ayudó a mantenerme cohesionado y no fragmentar mi persona más de lo que ya estaba en cierto momento de mi vida.
Ahora escribo poesía a veces solo porque me brota, otras veces por compulsión o una necesidad interior y en otros casos con la idea de transmitir un mensaje.

¿Qué podremos encontrar entre las páginas de El mes del pedernal?

Lo que cada lector encuentra en lo que lee tiene mucho de subjetivo, (su óptica sobre la vida, sus creencias, sus anhelos, etc.). Ahora bien, lo que espero que encuentren son interrogantes más que respuestas. Creo que estamos viviendo una cultura en la cual cada vez más se le da al público (el lector, en este caso) todo lo más digerido posible y mi intención al escribir El mes del Pedernal es justamente lo contrario.
En el libro parto de la base (con la que no hay por qué estar de acuerdo, obviamente) de que estamos bastante mal como sociedad, muy lejos de una armonía con la naturaleza, con el vecino de al lado e inclusive con nosotros mismos, pero pareciera que todo es culpa de «alguien más», nunca de nosotros como individuos.
En el libro trato justamente de interpelar al lector, de ponernos un espejo en frente, examinarnos a nosotros mismos y ver hasta qué punto nuestras propias conductas construyen e influyen en que la humanidad se encuentre atascada.
Obviamente soy consciente de que hay poderes estructurales que no podemos modificar individualmente, pero el libro apunta a una modificación individual que si las sumáramos podrían repercutir en la sociedad.
Lo que espero es que quien lo lea encuentre algo de utilidad que le ayude a mejorar en su crecimiento como ser humano y si aparte de eso encuentra algo de belleza en sus rimas, sería muy bueno.

¿Crees que tu poesía está destinada a un público adulto más que a la juventud?

No creo que sea así. Me parece que mi poesía, sin llegar a ser muy liviana ni «fácil», es bastante comprensible y amena para personas de cualquier edad.
No obstante, al ver las estadísticas de mi página de Facebook he notado que hay una mayor interacción de jóvenes con las publicaciones. No sé qué tanta certeza nos puede dar un indicador como ese, la verdad.
Por otra parte, creo que hay personas más jóvenes de pensamiento que de edad y existen casos completamente contrarios de jóvenes muy maduros.

Has publicado Poemas salvados del fuego en 2017; en 2019, El mes del pedernal y tienes pensado publicar otro, El perro de fuego. Eres un poeta muy prolífico. ¿Cuánto tiempo tardas en escribir un poemario completo?

No podría decir cuánto tiempo tardo en general. Poemas salvados del fuego es, justamente lo que dice el título, poemas que se salvaron de ser quemados (risas). Durante años quemé muchos que me parecían malos, así que diríamos que me llevó años escribirlo.
El perro de fuego me llevó alrededor de año y medio hasta quedar como quería.
Para El mes del pedernal me puse como objetivo escribirlo justamente en un mes y tardé un mes y dos horas en hacerlo, no me gustó tardar dos horas de más (risas). La verdad es que el libro brotó con facilidad, fluyó casi solo. Apunté más que nada a que el mensaje fuera claro, comprensible y directo y me pareció que ponerme a retocarlo y corregirlo me metería en un laberinto que le quitaría la frescura que justamente buscaba.

¿Quiénes son tus referentes literarios?

Me gustaría llegar al alma como Dostoievski, con la economía de palabras de Borges, el ritmo de Lorca y la crudeza de Artaud. Un poco mucho, ¿no? (Carcajadas). Honestamente, solo escribo y luego, al leer, si el resultado me gusta como lector, digo «lo he logrado» y ya.

¿Cuál es tu libro, tus versos favoritos de tus poemas y de otros autores?

Varios, pero si debo escoger solo uno diría que mi libro preferido es El lado activo del infinito, de Carlos Castaneda, que paradójicamente no es un libro de poesía. Mis poemas favoritos son El tiempo donde el hombre era un árbol de A. Artaud y De profundis de Vicente Arnol (bastante desconocido).
De lo mío me gusta El mes del pedernal y, los versos que más me gustaron son los del poema Ten cuidado.

Ten cuidado

Quien por cobarde ha sido encadenado
Para vivir, se enamorará de sus cadenas
Y cumplirá sonriente, alegre su condena
Aborreciendo al que de ellas se ha librado

Y si hubieras de encontrarlo empantanado
Pasa de largo, no te pares a ayudarle
En vez de agradecerte llegará a odiarte
Pues solo le recordarás su condición de esclavo

Él ya ama esas cadenas, adora el barro
Que justifican (desde ya) su cobardía
Odiarán tu gesto, tu amor, tu valentía
Y te jalarán asesinamente al tender tu mano

Quien por cobarde ama sus cadenas adora al Amo
Lo defiende, lo venera, porque lo admira
El Amo es un espejo, fiel, de lo que haría
Si por un instante saliera de ese fango.

En los últimos años la poesía se vio sumergida en el olvido, pero hoy vuelve más fuerte y joven que nunca. ¿Cómo percibes este renacer?

Lo percibo como una respuesta visceral y profunda a tanta automatización y continuo cálculo de «costo/beneficio» en la que nos encontramos atrapados. Creo que el interior del ser humano se rebela a tanto positivismo, tanta razón sin razón, a tanta tecnología, medición y algoritmos. Hay algo dentro nuestro que grita en silencio «¡por la puta madre, no soy una máquina!».
En ese contexto, pienso que el renacer de la poesía tiene que ver con el intento de salvar lo más abstracto y a la vez lo más concreto que tenemos como humanos.



Si está buscando leer algo que contenga algo de belleza poética y a la vez lo ponga a pensar y a cuestionarse ciertos parámetros que se dan como «normales» en la actualidad. Si busca adentrarse en lo profundo pero sin el ceño fruncido sino más bien de forma distendida y con un toque de humor. Si ya no le llena una poesía superficial o barroca e incomprensible, creo sinceramente que El mes del pedernal puede ser el libro que usted está buscando.
Léalo, tal vez, quién le dice que no sea esa bocanada de aire que andaba deseando.






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