Entrevista a Alejandro Trejo, autor del libro Los verdaderos dioses de un país ficticio
Alejandro Trejo, argentino fanático de la ciencia ficción, nos cuenta acerca de su breve novela Los verdaderos dioses de un país ficticio, una mirada diferente acerca de la humanidad y sus emociones. Os invitamos a conocer más a través de esta entrevista.
Leer primeras páginas
Encontramos historias de personas a las que les pasan cosas
buenas y malas, sin importar cómo ellas sean; y a un narrador que cree saber el
porqué.
¿En qué ingredientes
reside la fuerza de este libro?
Esta pregunta la contesto con mucho respeto para que nadie
se ofenda. Yo creo que, tanto en mi país como en todo el mundo, hay personas a
las que les pasan cosas que no se merecen y personas que abusan de su suerte. Yo
no creo en el karma, por lo tanto, inventé una historia con más sentido para
mí, y a su vez algo que nunca había escuchado.
¿Cuál es el personaje
favorito de tu libro? ¿Por qué?
Bernardo, porque sacrificó su vida para evitar que los seres
humanos sigan siendo una fuente de alimento.
¿Qué quieres
transmitir a través de este libro?
Que la gente se dé cuenta de que tienen que dirigir sus
sentimientos con responsabilidad y con mucha pasión, ya que la pasión es un
sentimiento que, si la usas positivamente, te hace bien a vos y a los demás. La
pasión es el único sentimiento que te acompaña en las buenas y en las malas.
Y ahora qué, ¿algún
nuevo proyecto?
Sí, seguro, una segunda parte, pues falta explicar qué pasa
después de la muerte, por qué el extraterrestre felino quiso matar a un puma en
vez del humano, qué pasó con ese mundo, por qué hay que ir más allá de las
pruebas, por qué algunos seres humanos se sienten atrapados en otro cuerpo, por
qué no hay que suicidarse y a qué se refiere «el libro que nadie puede leer».
Este último libro nunca lo pude ver entero, solo algunas páginas que mostró un
chico de España por internet. Quiero aclarar que a mí me gusta la ciencia
ficción, inventar historias que nunca escuché, aclaro porque no quiero ofender
a nadie. También quería aclarar que, en Los
verdaderos dioses de un país ficticio, cuando hablo de una máquina que
afecta los sentimientos, le estoy haciendo referencia a una máquina que
realmente existe, pero no nos damos cuenta, esta máquina se llama arte. ¿Acaso
nuestros sentimientos no son activados por el arte? El arte de amar, odiar, un
cuadro, una canción con o sin letra, una película, una novela, una propaganda...
etc. Y por qué existe todo esto...
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