Entrevista a Lorenzo Álvarez de Toledo, autor de Cartas desde Legio
Lorenzo Álvarez de Toledo ha escrito innumerables obras de contenido jurídico y varias novelas cortas premiadas con galardones locales. En 2016 su obra La mujer de un millar de Dirhams le significó el primer lugar en el Premio de Relatos que convoca Amnistía Internacional. Hoy nos presenta Cartas desde Legio, una novela de ficción histórica, finalista del VI Premio Hispania de Novela Histórica. Conoced más a través de esta entrevista.
ISBN: 978-84-18366-04-8
Número de páginas: 370
Formato: 150×230
Autor: Lorenzo Álvarez de Toledo
Sinopsis:
El césar Octavio Augusto ha recibido, en su palacio de Roma, la noticia de que todos los habitantes del castro de Vadinia, enclave de una tribu cántabra de la Hispania Ulterior, han sido masacrados y exterminados. La pax romana prometida por el César ha quedado en entredicho. En principio, las sospechas recaen sobre varias tribus próximas, todas ellas belicosas y sin sentimiento de vinculación fraterna con los vadinienses, por lo que se informa al César de que cualquiera de ellas pudo tener motivos para tan brutal ataque, sin ningún superviviente conocido. Concibe entonces el plan de apoderar a un hombre que, sin ser hispano ni romano, asuma la investigación de lo ocurrido en las Hispanias y le informe; para lo cual tendrá que trasladarse hasta el emplazamiento de la Legio VII Victrix, cuya cannaba se encuentra ubicada en un enclave en el que se alza hoy la ciudad de León (Legio).
Leer primeras páginas
Háblanos un poco de ti.
Estoy casado, sigo
enamorado de mi mujer a pesar de eso que cuentan que el amor dura tres años (llevamos
casados veinticinco) y tengo tres hijas que son más guapas, más listas y más
buenas que su padre. Soy Magistrado Juez, puesto que gané por oposición en
1988. No me he aburrido un solo día en mi vida y a pesar de la dificultad de
juzgar a otros, que se ejerce desde la humildad y la conciencia de falibilidad,
y del vértigo que el error produce, me sigue apasionando. Desde 2005 trabajo
como magistrado en la Audiencia Provincial de León, sección penal.
No creo en Dios, en la reencarnación ni en
la trascendencia del alma. Y es este uno de los punto que más me diferencia del
antihéroe de mi historia, Estrabón.
No he dejado de
escribir desde que era un niño, pues siempre tuve pasión por hacerlo y hubo una
época en mi infancia en la que siempre contestaba «escritor» cuando alguien me
preguntaba que quería ser de mayor.
He escrito varios
cuentos para niños, sobre piratas, un libro de fábulas y un par de novelas.
Solo he publicado un cuento que mereció el Premio de Derechos Humanos Amnistía
Internacional en el año 2018 y que se titula La mujer de un millar de Dirhams.
¿Qué podremos encontrar entre las páginas de Cartas de Legio?
Varias cosas que he
ido yo descubriendo a medida que escribía mi novela. En primer lugar, una
enorme diferencia espiritual entre los pueblos prerománicos y los romanos
invasores, que nunca llegó a diluirse enteramente en algunas zonas del norte de
España.
En uno de los
episodios que he narrado en Cartas
desde Legio, aparece una escenificación de la ceremonia de la Covada,
tal como yo me la imagino, y en el contexto antropológico en el que me la
imagino; una excusa para que una mujer, en un sistema matriarcal o
semimatriarcal, pueda elegir esposo, según su derecho, y padre para el hijo,
que puede ser hijo biológico de cualquier hombre de la tribu.
Algunos pueden tener
la sensación, en ciertos pasajes de la obra, de que se trata de una novela
negra ambientada en tiempos de la romanización. Es posible que sea así de
alguna manera, y creo que, en un examen del trabajo ex post facto, he cumplido las tres reglas básicas de la novela
negra, incluso esa tan difícil de realizar, de la lealtad a la información que
se suministra al lector, sin guardar datos al narrador omnisciente.
En las últimas páginas de la
novela hay un guiño de complicidad para los lectores más eruditos, que se
preguntarán cuál va a ser el destino de los esclavos del protagonista, si
llegan a viejos. Uno de ellos viajará a Pompeya, el otro a Jerusalén, y otros
dos, al sur de la pérfida Albión.
En todas las páginas, pero
principalmente en aquellas que contienen alguna descripción de la Cannaba de
Legio, encontrarán los lectores un rastro de mi amor por esta tierra de León,
que me lo ha dado todo. Sin ser leonés de nacimiento, pues nací en Madrid, he
volcado en esas páginas mi fascinación por el origen de la civitas que
nace siendo un núcleo esencialmente militar y una máquina de matar, y por lo
que hemos conservado en nuestro carácter y en nuestro espíritu de ese origen
trágico en su semilla.
¿En qué ingrediente reside la fuerza de este libro?
Creo que su elemento
de mayor fuerza es la caracterización del antihéroe, Estrabón, que es un
personaje real, y que efectivamente escribió acerca de los pueblos del Norte de
España, en varios de los libros de su «Geografía», pero de cuyo físico sabemos
poco y de cuya personalidad desconocemos todo. Sin embargo, me parece que la
combinación entre sus variados defectos físicos —estrabismo, obesidad, cojera— y
sus atributos personales —piedad, obsesión por los sacrificios a los dioses, la
admiración por la inteligencia y el afecto a sus esclavos— le hace un personaje
atractivo.
¿Cuál es tu personaje favorito de tu libro? ¿Por qué?
Creo que el
personaje que tiene mayor fuerza es la esclava de Estrabón, Istria, porque su
espíritu se encuentra a medio camino entre los dos mundos antagónicos, el
matriarcal de los paemeiobrigenses y demás tribus hispanas que se enfrentan al
invasor, y el mundo rígidamente patriarcal de l invasor romano.
En todo caso, el carácter
de Istria, con su rebeldía y sus contradicciones, es el que más me ha costado
construir.
¿Qué quieres transmitir a través de este libro?
Me gustaría que el lector disfrutase del
relato. No tengo pretensiones de transmitir una idea precisa, aunque sí me
gustaría provocar la reflexión acerca de cómo se produce la mezcla o
combinación de elementos culturales cuando chocan dos civilizaciones inspiradas
en principios en cierta forma opuestos o antagónicos. No se produce un trasvase
total de los elementos del invasor o civilización más fuerte militarmente, sino
que el invasor absorbe parte de los valores del pueblo penetrado o conquistado.
Y en ello puede incidir decisivamente el juego de poderes en el sistema
político del pueblo más fuerte.
¿En qué referentes literarios o no literarios te inspiraste para
escribir este libro?
Soy un incondicional
de Arturo Pérez Reverte, de cuya influencia no puedo librarme por más que
intente encontrar mi propio estilo. No menos me han inspirado mis escritores de
novela histórica preferidos, que son Colleen Mc Cullough, Jesus Sánchez Adalid,
Julia Navarro y Valerio Massimo Manfredi. Así como la ensayista Matry Beard,
especialista en temas relacionados con la antigüedad romana, pero no sería honesto
si no reconociese que los «villanos» de mi novela tienen muchos rasgos de un
militar romano de la obra de Toti Martínez de Lezea, La voz de Lug, un libro que me impresionó por la enorme riqueza
psicológica de los personajes, el ritmo de la acción y el propio material
narrativo para cuya forja ha tenido que abrevar su autora en muchas y muy
distintas fuentes.
¿Cuál fue el último libro que leíste? ¿Por qué lo elegiste?
El último libro que
he leído fue Las travesuras de la niña
mala, de Vargas Llosa, porque lo encontré casualmente en nuestra inmensa
biblioteca (en mi casa cada uno tiene gustos de su padre y de su madre, y trae
los libros que sus apetencias y preferencias le demandan) y me dio una enorme
vergüenza no haberlo leído hace treinta años, cuando tocaba.
¿Cuál es tu visión acerca del panorama literario actual?
A diferencia de lo
que otros piensan, creo que es una inmensa sute que estemos en un mundo en el
que todo el mundo reclama la oportunidad de escribir un libro y de ser leído.
Creo que no todo el mundo escribe con la misma calidad, pero me parece que es
un síntoma de que no solo hemos dejado atrás el analfabetismo de otros tiempos,
sino también el miedo a no recibir la aprobación de los demás.
Creo que no existe
ningún tema sobre el que se haya escrito todo. Ni sobre el amor, ni sobre la
guerra.
Y ahora qué, ¿algún nuevo proyecto?
Ahora estoy terminando una novela que empecé a
escribir hace casi treinta años, que ha pasado por muchas trasformaciones y a
la que he titulado de cuatro formas distintas. El psicoanálisis, la culpa, la
autojustificación para no tener que pedir perdón son los temas que enfrentan a
un Juez con varias figuras femeninas del mundo que le rodea, mientras trata de
averiguar si existe un culpable en un caso muy particular que le ha tocado
conocer. Los niños de un colegio de su Partido judicial se suicidan,
inexplicada y sucesivamente, tras leer un libro sobre un héroe que se suicida
por amor. Un libro que les ha mandado leer su profesora de Literatura.
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