Entrevista a Lorenzo Álvarez de Toledo, autor de Cartas desde Legio





Lorenzo Álvarez de Toledo ha escrito innumerables obras de contenido jurídico y varias novelas cortas premiadas con galardones locales. En 2016 su obra La mujer de un millar de Dirhams le significó el primer lugar en el Premio de Relatos que convoca Amnistía Internacional. Hoy nos presenta Cartas desde Legio, una novela de ficción histórica, finalista del VI Premio Hispania de Novela Histórica. Conoced más a través de esta entrevista. 





Portada del libro Cartas desde Legio de Lorenzo Álvarez de Toledo. Editorial Adarve, Novedades editoriales 2020
ISBN: 978-84-18366-04-8
Número de páginas: 370
Formato: 150×230
Autor: Lorenzo Álvarez de Toledo

Sinopsis:
El césar Octavio Augusto ha recibido, en su palacio de Roma, la noticia de que todos los habitantes del castro de Vadinia, enclave de una tribu cántabra de la Hispania Ulterior, han sido masacrados y exterminados. La pax romana prometida por el César ha quedado en entredicho. En principio, las sospechas recaen sobre varias tribus próximas, todas ellas belicosas y sin sentimiento de vinculación fraterna con los vadinienses, por lo que se informa al César de que cualquiera de ellas pudo tener motivos para tan brutal ataque, sin ningún superviviente conocido. Concibe entonces el plan de apoderar a un hombre que, sin ser hispano ni romano, asuma la investigación de lo ocurrido en las Hispanias y le informe; para lo cual tendrá que trasladarse hasta el emplazamiento de la Legio VII Victrix, cuya cannaba se encuentra ubicada en un enclave en el que se alza hoy la ciudad de León (Legio). 

Leer primeras páginas






Háblanos un poco de ti.

Estoy casado, sigo enamorado de mi mujer a pesar de eso que cuentan que el amor dura tres años (llevamos casados veinticinco) y tengo tres hijas que son más guapas, más listas y más buenas que su padre. Soy Magistrado Juez, puesto que gané por oposición en 1988. No me he aburrido un solo día en mi vida y a pesar de la dificultad de juzgar a otros, que se ejerce desde la humildad y la conciencia de falibilidad, y del vértigo que el error produce, me sigue apasionando. Desde 2005 trabajo como magistrado en la Audiencia Provincial de León, sección penal.
No creo en Dios, en la reencarnación ni en la trascendencia del alma. Y es este uno de los punto que más me diferencia del antihéroe de mi historia, Estrabón.
No he dejado de escribir desde que era un niño, pues siempre tuve pasión por hacerlo y hubo una época en mi infancia en la que siempre contestaba «escritor» cuando alguien me preguntaba que quería ser de mayor.
He escrito varios cuentos para niños, sobre piratas, un libro de fábulas y un par de novelas. Solo he publicado un cuento que mereció el Premio de Derechos Humanos Amnistía Internacional en el año 2018 y que se titula La mujer de un millar de Dirhams.

¿Qué podremos encontrar entre las páginas de Cartas de Legio?

Varias cosas que he ido yo descubriendo a medida que escribía mi novela. En primer lugar, una enorme diferencia espiritual entre los pueblos prerománicos y los romanos invasores, que nunca llegó a diluirse enteramente en algunas zonas del norte de España.
En uno de los episodios que he narrado en Cartas desde Legio, aparece una escenificación de la ceremonia de la Covada, tal como yo me la imagino, y en el contexto antropológico en el que me la imagino; una excusa para que una mujer, en un sistema matriarcal o semimatriarcal, pueda elegir esposo, según su derecho, y padre para el hijo, que puede ser hijo biológico de cualquier hombre de la tribu.
Algunos pueden tener la sensación, en ciertos pasajes de la obra, de que se trata de una novela negra ambientada en tiempos de la romanización. Es posible que sea así de alguna manera, y creo que, en un examen del trabajo ex post facto, he cumplido las tres reglas básicas de la novela negra, incluso esa tan difícil de realizar, de la lealtad a la información que se suministra al lector, sin guardar datos al narrador omnisciente.
En las últimas páginas de la novela hay un guiño de complicidad para los lectores más eruditos, que se preguntarán cuál va a ser el destino de los esclavos del protagonista, si llegan a viejos. Uno de ellos viajará a Pompeya, el otro a Jerusalén, y otros dos, al sur de la pérfida Albión.
En todas las páginas, pero principalmente en aquellas que contienen alguna descripción de la Cannaba de Legio, encontrarán los lectores un rastro de mi amor por esta tierra de León, que me lo ha dado todo. Sin ser leonés de nacimiento, pues nací en Madrid, he volcado en esas páginas mi fascinación por el origen de la civitas que nace siendo un núcleo esencialmente militar y una máquina de matar, y por lo que hemos conservado en nuestro carácter y en nuestro espíritu de ese origen trágico en su semilla.

¿En qué ingrediente reside la fuerza de este libro?

Creo que su elemento de mayor fuerza es la caracterización del antihéroe, Estrabón, que es un personaje real, y que efectivamente escribió acerca de los pueblos del Norte de España, en varios de los libros de su «Geografía», pero de cuyo físico sabemos poco y de cuya personalidad desconocemos todo. Sin embargo, me parece que la combinación entre sus variados defectos físicos —estrabismo, obesidad, cojera— y sus atributos personales —piedad, obsesión por los sacrificios a los dioses, la admiración por la inteligencia y el afecto a sus esclavos— le hace un personaje atractivo.

¿Cuál es tu personaje favorito de tu libro? ¿Por qué?

Creo que el personaje que tiene mayor fuerza es la esclava de Estrabón, Istria, porque su espíritu se encuentra a medio camino entre los dos mundos antagónicos, el matriarcal de los paemeiobrigenses y demás tribus hispanas que se enfrentan al invasor, y el mundo rígidamente patriarcal de l invasor romano.
En todo caso, el carácter de Istria, con su rebeldía y sus contradicciones, es el que más me ha costado construir.

¿Qué quieres transmitir a través de este libro?

Me gustaría que el lector disfrutase del relato. No tengo pretensiones de transmitir una idea precisa, aunque sí me gustaría provocar la reflexión acerca de cómo se produce la mezcla o combinación de elementos culturales cuando chocan dos civilizaciones inspiradas en principios en cierta forma opuestos o antagónicos. No se produce un trasvase total de los elementos del invasor o civilización más fuerte militarmente, sino que el invasor absorbe parte de los valores del pueblo penetrado o conquistado. Y en ello puede incidir decisivamente el juego de poderes en el sistema político del pueblo más fuerte.

¿En qué referentes literarios o no literarios te inspiraste para escribir este libro?

Soy un incondicional de Arturo Pérez Reverte, de cuya influencia no puedo librarme por más que intente encontrar mi propio estilo. No menos me han inspirado mis escritores de novela histórica preferidos, que son Colleen Mc Cullough, Jesus Sánchez Adalid, Julia Navarro y Valerio Massimo Manfredi. Así como la ensayista Matry Beard, especialista en temas relacionados con la antigüedad romana, pero no sería honesto si no reconociese que los «villanos» de mi novela tienen muchos rasgos de un militar romano de la obra de Toti Martínez de Lezea, La voz de Lug, un libro que me impresionó por la enorme riqueza psicológica de los personajes, el ritmo de la acción y el propio material narrativo para cuya forja ha tenido que abrevar su autora en muchas y muy distintas fuentes.

¿Cuál fue el último libro que leíste? ¿Por qué lo elegiste?

El último libro que he leído fue Las travesuras de la niña mala, de Vargas Llosa, porque lo encontré casualmente en nuestra inmensa biblioteca (en mi casa cada uno tiene gustos de su padre y de su madre, y trae los libros que sus apetencias y preferencias le demandan) y me dio una enorme vergüenza no haberlo leído hace treinta años, cuando tocaba.

¿Cuál es tu visión acerca del panorama literario actual?

A diferencia de lo que otros piensan, creo que es una inmensa sute que estemos en un mundo en el que todo el mundo reclama la oportunidad de escribir un libro y de ser leído. Creo que no todo el mundo escribe con la misma calidad, pero me parece que es un síntoma de que no solo hemos dejado atrás el analfabetismo de otros tiempos, sino también el miedo a no recibir la aprobación de los demás.
Creo que no existe ningún tema sobre el que se haya escrito todo. Ni sobre el amor, ni sobre la guerra.

Y ahora qué, ¿algún nuevo proyecto?

Ahora estoy terminando una novela que empecé a escribir hace casi treinta años, que ha pasado por muchas trasformaciones y a la que he titulado de cuatro formas distintas. El psicoanálisis, la culpa, la autojustificación para no tener que pedir perdón son los temas que enfrentan a un Juez con varias figuras femeninas del mundo que le rodea, mientras trata de averiguar si existe un culpable en un caso muy particular que le ha tocado conocer. Los niños de un colegio de su Partido judicial se suicidan, inexplicada y sucesivamente, tras leer un libro sobre un héroe que se suicida por amor. Un libro que les ha mandado leer su profesora de Literatura.

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