Entrevista a Mario Said Silvera, autor de Asfixia

Mario Said Silvera se define como un autodidacta que vive en el pasado; dice no poder dejar de leer las novelas clásicas y que se pierde en medio de la Literatura actual. No obstante, creemos que su novela, Asfixia, tiene mucho de las temáticas actuales y una historia cuyos elementos centrales la convierten en una gran novela. Os invitamos a conocer más a través de esta entrevista.

ISBN: 978-84-18250-14-9

Número de páginas: 246

Formato: 150×230

Autor: Mario Said Silvera

Sinopsis: 

Buenos Aires. La sindicada como culpable es una mujer y las víctimas, su propio esposo y sus dos hijos. La clave del asunto en cuestión parece estar centrada en la desaparición, en el momento de los hechos, de una tercera hermana de los chicos muertos. Esta es pequeña, cuenta con apenas cinco años. ¿Dónde está? ¿Fue víctima también de la saña homicida de su progenitora o se encuentra viva en alguna otra parte? Por esos días, está por arribar a Buenos Aires el príncipe Carlos, heredero de la corona británica. Su viaje está orientado a dejar atrás, en conjunción con el gobierno que lo recibe, las secuelas de la guerra de Las Malvinas, que tantos muertos sembró por ambos lados. Son dos hechos, aparentemente aislados, a los que solo el amor de un hombre —el hermano de la acusada— junto con su vigorosa imaginación son capaces de unir en una sola trama.

Leer primeras páginas

Háblanos un poco de ti.

Hablar de uno mismo es una tarea más ardua que la de escribir. Lo único que puedo decir, sin abusar de la subjetividad, es que nací en una pequeña ciudad del interior del Uruguay, llamada Durazno, en el año 1945. Se podría decir que crecí entre libros, y que estos me inculcaron la idea de imitarlos, cosa que hice durante toda mi vida. No tengo prácticamente estudios. Soy un autodidacta en todos los sentidos de la palabra.

¿Qué podremos encontrar entre las páginas de Asfixia?

Asfixia es una novela policial en la cual, como tantas otras que he escrito, intento combinar el género de novela negra con el de misterio, con perdón de Poe y de Doyle. Su trama está centrada en tres horribles asesinatos que, supuestamente, una mujer lleva a cabo en contra de sus mismos familiares, y luego una asfixia de procedencia psicológica, que repentinamente ataca a la misma en el interior de una celda. Todo esto enmarcado en una intriga política, que tiene que ver con el recuerdo de una guerra y la visita de un mandatario extranjero al país en donde se desarrollan estos hechos.

¿En qué ingrediente reside la fuerza de este libro?

Creo que en el misterio sobre el origen de una extraña asfixia, en la perplejidad de un triple crimen, cuya autoría nadie discute.

¿Qué quieres transmitir a través de este libro?

La primera misión del escritor es entretener, pero si en las páginas de un libro se encuentran, aunque sea disimuladamente, algo de poesía y propuestas de índole filosófica, mejor aún.

¿Cómo describirías tu experiencia desde el proceso creativo hasta tener el libro entre tus manos?

Es naturalmente una experiencia agradable, aunque no tan grande como la de escribir, y menos aun que la de soñar.

¿Cuál fue el último libro que leíste? ¿Por qué lo elegiste?

Adolezco de un defecto, que es el de releer a los autores clásicos antes que leer a los contemporáneos. Pido perdón por esta paradoja, ya que yo soy también un autor contemporáneo, pero me cuesta mucho despedirme de Hamlet, de El Quijote, de las rimas de Bécquer, del miedo que aún me provoca Poe, de la profundidad de Dostoievski, y de la sabia ironía de Hugo. 

¿Cuál es tu visión acerca del panorama literario actual?

No soy el hombre más apto para hacer una valoración al respecto. Vivo en el pasado más que en el presente. Concuerdo con Manrique, que toda pasado fue mejor, aunque me gustaría, y no solo en el campo de las Artes, que este concepto pueda revertirse un día.

Y ahora qué, ¿algún nuevo proyecto?

Después de escribir más de treinta y cinco libros, los proyectos, aun existiendo, ya no tienen el vigor que tenían cuando empecé a escribir a los doce años. Sin embargo, llevo aún la misma pluma soldada a mi alma desde aquel lejano día.