Entrevista a Raúl Tort, autor de La flor de oro del Caribe
Raúl Tort es un escritor que tiene en su haber más de trescientos cuentos y relatos de muy variada temática y que le han otorgado, a lo largo de su trayectoria, numerosos premios, como el de finalista del certamen de novela histórica de Ediciones Áltera. La flor de oro del Caribe es una novela que nos habla de Xaraguá, una monarquía de Las Antillas que pocos conocen que haya existido, aunque su resistencia y sometimiento final resultará un paso determinante en la Conquista de América. Os invitamos a conocer más a través de esta entrevista.
Número de páginas: 290
Formato: 150×230
Autor: Raúl Tort
Sinopsis:
Xaraguá fue una monarquía de Las Antillas que pocos conocen que haya existido, aunque su resistencia y sometimiento final resultara un paso determinante en la Conquista de América… Una Arcadia licenciosa, a los ojos de los castellanos, donde reinó la sensual Anacaona: «La flor de oro del Caribe», cuya belleza indómita semeja una leyenda. Conocer este reinado de costumbres relajadas y la influencia de sus encantos en el desarrollo de la historia, aporta una visión novedosa de la empresa de las Indias Orientales. Los hermanos Colón, los guerreros y conquistadores, los caciques rebeldes, héroes y villanos, los prelados e inquisidores, los adelantados y gobernadores; en fin, los numerosos personajes, reales y curiosos, que conforman la trama de la novela, dan vida a una historia en la que casi nada hay de invención, porque poco ha necesitado el autor para desarrollar un relato en el que el respeto de los hechos probados, que sirve de hilo conductor, no quita agilidad a una narración en la que alternan circunstancias trágicas con romances y amoríos, matanzas crueles con hazañas loables. Todo ello matizado con la amena descripción de las costumbres y de los magníficos panoramas caribeños. Una novela que ilustra, entretiene y nos abre a un mundo sorprendente y casi ignorado.
¿Qué podremos encontrar entre las páginas de La flor de oro del Caribe?
La
Flor de oro del Caribe estaba destinada a ser el libreto de
una ópera y comencé a desarrollarla como tal, hasta que me di cuenta de que el
material que había conseguido era lo suficientemente sustancioso como para
merecer una novela, con muchos personajes y escenarios diferentes, imposibles
de tener cabida en lo escueto de un libreto operístico. El lector encontrará
aquí geografías que quizás desconozca, una historia veraz que posiblemente
ignore y personajes reales vistos sin el acartonamiento al que suelen
someterles los historiadores. La idea de la ópera me ha quedado como una
síntesis posible de la novela, y a realizar más adelante.
El destino de Xaraguá, el reino desaparecido, es un lamento sincero por esa consecuencia, quizás inevitable, del descubrimiento del Nuevo Mundo, debida al choque de dos civilizaciones muy diferentes. Quise mostrar los conflictos que conllevó la conquista, sin caer en los errores de promover la “leyenda negra” de la colonización castellana y señalar a la vez las buenas y las malas acciones de los españoles. La fuerza de la novela reside, a mi juicio, en poner al lector como árbitro mudo ante la oposición de conceptos antagónicos imposibles de convivir y las inexorables consecuencias del encuentro entre la América indígena y la expansiva Europa del siglo XVI.
¿Qué quieres transmitir a través de este
libro?
Como escritor ajeno a los hechos y con la perspectiva que dan los años, no he querido transmitir una condena a los nativos ni a los conquistadores, sino relatar lo acontecido con la mayor fidelidad posible. He tratado de pintar a los diferentes personajes con realismo. Hay héroes y villanos y el lector deberá sacar sus propias conclusiones.
¿Cómo describirías tu experiencia desde el
proceso creativo hasta tener el libro
entre tus manos?
Mi experiencia personal
comenzó, en este caso, con la recopilación y verificación de datos, sinnúmero
de lecturas, documentación no siempre fácil de hallar, luego con el arduo
tránsito del cuento al que estaba habituado a la novela como género literario.
Por último, y como decía Borges, los escritores publicamos para dejar de
corregir, porque terminada la obra he vuelto muchas veces para quitar o agregar
algo o sustituir una palabra por otra más adecuada.
Nadie puede leer todo lo que
quiere. Yo poseo una colmada biblioteca y muchas veces desdeño lo nuevo para
releer autores que han dejado su huella en mí. Ahora tengo en mi mesa de noche
“Le sang doré des Borgia” de Françoise Sagan compartiendo espacio con “Los
aires difíciles” de Almudena Grandes, “El baile de las locas” de Copi y “Gli
Amanti” de Donato Grieco, o sea un popurrí que se explica solo por su
diversidad y no es precisamente de “novedades”. Leo en otras lenguas, no por
esnobismo, sino para no olvidarlas y alterno un libro con otro según me plazca.
No me atrevo a juzgar el
panorama literario actual… en general no me gusta juzgar a nadie, pero para
emitir una opinión debiera conocer más autores jóvenes, pero entre escribir
cuentos y novelas, componer alguna poesía circunstancial y leer lo necesario
para documentarme, no puedo hacerme un programa de lectura actualizado y
completo. Hurgo en mis anaqueles, me paseo por los pasillos de la biblioteca
local o me detengo en el escaparate de una librería y cojo cualquier ejemplar
que me llame la atención. Trato, eso sí de no ceñirme a una época ni a una temática
específica.
Tengo muchos proyectos, pero más que de escribir algo (porque las narraciones me surgen sin que me lo proponga) lo que quiero es publicar lo que tengo acabado. Una novela histórica titulada “El príncipe de los héroes” y otra fantástica “La conspiración del Ángel Caído” son mis próximos objetivos y a fin de año saldrá una novela policial (parcialmente autobiográfica), cuyo título es “El secuestro de Martín Pereda”. Atesoro mucho material acumulado.
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