Entrevista a Xoel Prado-Antúnez, autor de El sofá de Claire
Xoel Prado-Antúnez es un escritor bohemio nacido en Barakaldo con una extensa experiencia literaria, con obras como Largo octubre en un instante (CCG, 2000), Deadline. La oquedad del limes (Telira, 2002), Correrá la caricia por mi castro, Hesíodo (CELYA, 2004), etc. El sofá de Claire es su última novela. Os invitamos a conocer más a través de esta entrevista.
Número de páginas: 448
Formato: 150 x 230
Colección: Editorial Adarve
Autor: Xoel Prado-Antúnez
Sinopsis: ¿Sabéis que cualquier persona custodia en cofres de espuma de mar su suspenso sueño eterno y que este gravita en cómo repatriarse a la puta niñez? Seguro que sí: tú mismo lo atesoras. Y si alguien lo hurga, lo asesinas. Siempre se engendra este sueño en los peores de nosotros e incluso con mayor intensidad, en nosotros, los peores. Radica el sueño en un retroceso al útero materno: al pasado que se cubica más allá del pasado. Un retorno que se consuma en una celebración eleusina (de Zedillo a Bilbao, de Portomarín a Barakaldo, de Benavente a Granada o a Lugo y siempre, Aranda de Duero) en el momento justo del fin del mundo, cuando la tierra arde y solo inquieta tomar el olivo con el hijo sobre los hombros, en la oscuridad de la noche a troche y moche, de todos los prostíbulos o de cualquier encuadre de una tormentosa escena de un film a cualquier divinidad, que escudriñó el delirio que inoculó en sus conejillos de indias. En cuanto al fin del mundo y lo que sucedió durante el mismo, ¿dónde existías tú?
Háblanos un poco
de ti.
Soy complejo y espléndido, oscuro y misterioso, mensajero de los sueños y espía nocturno del multiforme ingenio siempre cambiante.
En mí perpetran parada y fonda el humor y la querella, la dignidad y
la bellaquería. Poseo la amarga conciencia del escritor fracasado y por ello,
me presento a veces como el ser mordaz que, como Cyrano, provoca la visión
repetitiva de la existencia; y, otras veces, recalco la profundidad de esa
misma existencia.
Destaco por mi furia desasosegada contra la sociedad, como por un
sentimiento de fraternidad hacia los oprimidos.
¿Qué podremos encontrar entre las páginas de El sofá de Claire?
Un ejercicio de estilo desorbitado y exasperante pero que os conducirá a recodos hospitalarios desde los que se os provocará una visión de un horizonte de sucesos tiernos y fugaces, siempre y cuando, el elevado lector, cual aventurero selvático, se provea de un machete con el que abrirse paso entre el léxico espléndido y fecundante: pura desmesura. Un viaje de virajes sin asidero, donde lo único que se debe hacer es dejarse trasladar por la desmesura y la ausencia de canon, pero no la de Pachelbel, porque todo es musicalidad en su desarrollo.
¿En qué ingrediente reside la fuerza de este
libro?
En el propio Mundo, si no, incluso, en cualquier otra cosa que provoque inmediatas repercusiones perversas. O dicho de otro modo, en todo lo que nos anima a una fagocitación del mundo que se nos ha dado como báculo roto, para construir pura literatura, un lugar donde residir a nuestras anchas canchas.
¿Qué quieres
transmitir a través de este libro?
Que cuando uno lee un libro, sólo está leyendo un número más en una colección de editables, y esto es lo único que se puede creer con los propios ojos.
Sin embargo, cuando uno no lee un libro, sino que lo olfatea con el
ojo de la ánima, o lo destroza con la desesperación del deletreamiento sádico,
si lo purifica con la salazón de las huellas dactilares, lo destruye como un
número más de una mera colección editorial y lo convierte en su propia sangre.
Una transfusión sanguínea, es lo que otorga “El Sofá de Claire”.
¿Cómo describirías tu experiencia desde
el proceso creativo hasta tener el libro entre tus manos?
El proyecto creativo es lo que se encuentra en la exterioridad de novela que se escribe. Un puro acto de transgresión donde se invita al lector a efectuar el mismo viaje identitario que ha finiquitado el escritor: traspasar el límite del instante y depurarse, completamente desnudos, en un acto de comunión lisérgica, en una deliberada fuga existencial para alcanzar la fecundidad profana.
¿Cuál fue el
último libro que leíste? ¿Por qué lo elegiste?
El último libro que he leído ha sido “Cartas de amor a las novias perdidas”, de David Torres, un libro actual, con el que me siento hermanando en la Literatura. Después, siempre se vuelve a leer uno lo que fue literatura.
¿Cuál es tu visión acerca del panorama
literario actual?
El inexistente panorama literario actual. El precario panorama literario actual. Gente que escribe novelas imitando a gente que escribe novelas imitando a escritores que escribieron sagas de novelas sobre seres inexistentes. Y una detrás de otra, todo el mundo imitando. El mundo del escritor imitativo, que ni siquiera constituye una propuesta “Kitch”.
Son muy pocos los autores actuales que
precisen descarnarse literariamente.
Y ahora qué, ¿algún nuevo proyecto?
No tengo proyectos, solo escribo hasta que la mismísima escritura se convierta en carne y hueso de una novela. Para eso siempre hay que esperar toda una muerte; y no se empieza a morir hasta que no camina con su propio paso pesado y cerebral, el último monstruo creado. Permitamos que éste “El Sofá de Claire” inicie su fatua luminaria vital, y viral, y lo que proponga la próxima partitura, ya se verá.
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