Entrevista a J.L. Olmo, autor de Los dioses perdidos

 

J.L. Olmo

J. L. Olmo es un escritor nacido en Torre Pacheco (Murcia), licenciado en Historia Antigua y Arqueología por la universidad de Barcelona y actualmente reside en Umeå, Suecia. Los dioses perdidos es la historia de una curandera, empresaria y consejera de las cortes de Constantinopla, Alejandría, Roma, Ravena y Barcelona. Heredera de una antigua saga de sacerdotisas que no podrá eludir su último servicio... Os invitamos a conocer más a través de esta entrevista.


ISBN: 978-84-18663-48-2

Número de páginas: 366


Formato: 150 x 230


Colección: Imperium


Autor: J.L. Olmo


Sinopsis: Durante una época extremadamente convulsa (S. IV-V), Julia sufre la pérdida de su familia excepto la de su hermano. En su búsqueda, huye de su Cartagena natal iniciando un accidentado periplo que le lleva a participar en la recuperación de los restos de Prisciliano, convertirse en preceptora imperial, espía al servicio de Eutropio, amiga de la emperatriz Elia Eudoxia, de la reina Gala Placidia y de la filósofa Hypatia de Alejandría. Curandera, empresaria y consejera de las cortes de Constantinopla, Alejandría, Roma, Ravena y Barcelona, nuestra ficticia protagonista vive de forma directa los importantes cambios políticos, religiosos, económicos y sociales que, a caballo entre dos siglos, sacuden el Imperio en el umbral de su definitiva desmembración. Heredera de una antigua saga de sacerdotisas, no podrá eludir su último servicio.




Háblanos un poco de ti.

Desde los catorce años escribo poesía, aunque no pude ir a la escuela desde los diez a los dieciocho, en que empecé el bachillerato en una escuela nocturna. Había que trabajar. Hice teatro, radio, incluso algo de cine aficionado, compaginándolo siempre con un afán de transformación, integrándome en las nacientes asociaciones de vecinos, clubes deportivos y asociaciones culturales, primero, y en sindicatos y partidos políticos después. Trabajé en varios oficios, encuadernador, mecánico, profesor, director y empresario de autoescuela y funcionario del estado. Me gradué en Historia Antigua y Arqueología ya con una familia formada, seguí estudiando y opositando, me impliqué más en la política, hasta que harto de ella, la dejé para siempre, mientras seguía escribiendo, pero siempre inconstantemente, y así sigo. Mis aficiones, además de leer y escribir, viajar, el teatro, la ópera y también el baile. Deportivamente solo hice algo de boxeo en mi juventud, atletismo y natación, que fui abandonando, y ahora solo caminar todos los días que puedo. Mi gran ilusión, publicar libros que lleguen al lector, que le haga recapacitar y le enseñen cosas positivas, a través de la vida de tantos personajes, buenos o malos, que vivieron antes que nosotros  y dejaron su innegable impronta en la historia, y otra, viajar dando la vuelta al mundo durante uno o dos años y reflejar esa inmensa aventura en un libro, un blog de viajes o algo parecido. A mi edad, no espero ni deseo ser famoso ni hacerme rico, solo hacer algo positivo en la literatura. Un fracaso repetido, y del que jamás me he dado por vencido, el inglés. Mi mayor devoción, la familia.

 

¿Qué podremos encontrar entre las páginas de Los dioses perdidos?

 Historia, cambios radicales que lo transforman todo. La vida de unos personajes que, dominados por su posición, toman decisiones capaces de cambiar la historia. Decisiones muchas veces incomprensibles, pero decisivas. Sucesos que van pasando y llevan a otros. Se transforman, derivan y siempre van sumándose. Eso es la historia. La vida de uno, varios o miles de personajes, a veces anónimos, que hacen algo que origina un acontecer decisivo en la historia, que nada ni nadie, ni siquiera ellos mismos son capaces de percatarse de su importancia, pero que trasciende de una forma insospechada. Y, personalizando esa historia, la de un personaje ficticio que vive a caballo de toda una sucesión de acontecimientos que transforman el mundo antiguo en otro. Cambia el imperio, cambian las religiones, se transforma la sociedad, el poder, la relación entre las clases sociales, la economía y la vida entera de las gentes. Y todo eso sucede, porque se dan hechos y personajes insólitos, como la heroína de nuestra historia, que pueblan esa época y ese universo.

 

¿En qué ingrediente reside la fuerza de este libro?

 En las transformaciones, los cambios que suceden y originan una nueva realidad. La caída del Imperio Romano no devino por una derrota, ni por varias siquiera, sino por un cúmulo de sucesos que acaban en un final largamente esperado. La implantación de una nueva religión que barre, elimina en poco tiempo a muchas otras existentes hasta entonces, es un fenómeno raramente nuevo y casi único, que tendrá una importancia caudal en los siglos venideros. La transformación social, aunque más lenta en principio, originará un mundo nuevo, una sociedad distinta, que dará paso al feudalismo, al retroceso social  y el oscurantismo de la edad media, del que costará siglos salir

 

¿Qué quieres transmitir a través de este libro?

 Que la historia es un cúmulo de pequeños o desconocidos acontecimientos que, sumados, llegan a trastocar nuestras vidas, incluso más que las batallas o cualquier gran evento histórico que aparece en los libros. La absurda elección de una consorte imperial caprichosa, los encendidos discursos de un religioso fanático capaz de mover a las masas, la envidia y el odio del pueblo que lleva a castigar y eliminar a quien precisamente más  le debe, solo por el hecho de ser extranjero. Cuántas veces nos hemos planteado que determinados acontecimientos históricos, si hubieran sucedido de otra forma, podrían haber cambiado el rumbo de la historia. Pensemos que esos cambios no fueron originados solo por los grandes acontecimientos, sino también por otros mas nimios o desconocidos, incluso ejercidos por personajes anónimos, que pudieron cambiarlo todo, solo por el hecho de haber sucedido  o no.

 

¿Cómo describirías tu trayectoria de escritor desde la primera publicación hasta esta última?

 Siempre inconstante y anárquica, sinceramente, pero jamás claudicante. Empecé con la poesía, luego escribí teatro, guiones radiofónicos teatralizados y  algunos relatos cortos; después empecé con la novela histórica, pero no antes de acumular infinidad de datos movido por  un afán investigador, tan extenso y estricto, que mis primeras obras eran mas libros de historia que novela. Dejé de escribir poesía y relatos cortos y me centré más en la novela histórica y el teatro, donde si que he tratado el mundo actual, el individuo y su problemática. Mi mayor empeño actual es trabajar el personaje que puebla la novela histórica, más que el dato concreto reducido a fechas, nombres, batallas, conquistas, invasiones o cualquier otra similar.

Los aconteceres de la vida, trabajo, matrimonio, hijos etc, influyeron sin duda en esa dedicación inconstante a la escritura, pero con el tiempo se hizo crónico, y hoy día, ya jubilado, no consigo imponerme una metodología y un horario a la hora de escribir. Cada  día me levanto esperando que la musa me inspire, y eso solo sucede de vez en cuando, pero cuando pasa, me hace enormemente feliz.

 

¿Cuál fue el último libro que leíste? ¿Por qué lo elegiste?

 Ahora mismo estoy leyendo tres libros, y no descarto sumar alguno más. Todos sobre el mismo personaje y su época. Me interesa su vida, sus relaciones, indagar en su forma de pensar, para  comprender su forma de actuar, y sigo buscando los libros, las fuentes que me lleven a conocerlo aún mejor. Es una tarea ardua, pero intento apropiarme del personaje y explicar su vida, sus sentimientos, como si fuera yo mismo, con toda la crueldad y la ignominia que se le acusa, pero también la incomprendida sensibilidad y amor a la cultura y el teatro que siempre mantuvo.

 

Y ahora qué, ¿algún nuevo proyecto?

 Si, y no uno sino varios. En consonancia con mi trayectoria tengo cuatro obras por acabar. Una, bastante amplia, que empecé hace mas de veinte años y casi abandoné hace unos cinco, sobre Roger de Flor y los Almogávares; otra, que sería mi primera novela no histórica, en un 20 o 30 % autobiográfica, comenzada hace cinco años, bastante adelantada, pero a falta de ultimar los capítulos sobre el personaje que en gran parte la define y del que aún estoy recabando documentación; la tercera, un libreto de ópera, mitad histórico, mitad ficticio, sobre un personaje vinculado a la ciudad donde he vivido durante los últimos cincuenta años, poco conocido y que tuvo un papel importante en las luchas entre Berenguer Ramón II y el Cid, prácticamente  acabada y pendiente de que algún compositor se atreva a musicalizarla, y la cuarta, en la  que ahora estoy  trabajando, una obra intimista sobre un personaje muy controvertido, Sila. Un monstruo y un genio, un zorro y un león, como lo definieron en su época, un personaje apasionante que no puede dejar insensible a nadie. Y aún añadiría una quinta sobre Sertorio, totalmente acabada, pero que me gustaría reescribir y novelar mejor, intentando alejarme del relato histórico y costumbrista que ahora la define.

 

 

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