Entrevista a Salomon Bolchenko, autor de La casa de atreo S. XXI Primera parte: mujeres
Salomon Bolchenko es un escritor nacido en Londres cuyo viaje interior le ha ayudado a conocerse y reconciliarse con su pasado. La casa de atreo S. XXI Primera parte: mujeres es una obra donde el autor realiza una comparación de sus batallas emocionales con La Orestíada. Os invitamos a conocer más a través de esta entrevista.
Número de páginas: 44
Formato: 130 x 200
Colección: Biblioteca de Narrativa Breve
Autor: Salomon Bolchenko
La Orestíada de Esquilo aborda —como en La Ilíada— la Guerra de Troya, si bien comienza cuando esta acaba: cuando Agamenón vuelve a la casa de su padre, Atreo, y es asesinado por su esposa. Esquilo profundiza más que Homero en la tragedia y narra, por ejemplo, el sacrificio de Ifigenia, hija de Agamenón. He comparado mis batallas emocionales con las que tendrían los protagonistas de La Orestíada, aunque no imaginándome cómo se sentirían ellos, sino cómo me he sentido yo en mi drama personal de situaciones que tenían similitudes con las suyas.
¿Qué podremos encontrar entre las páginas
de La casa de atreo s.XXI Primera parte:
mujeres?
En las páginas del libro hay un viaje
interior que, aunque no ocupe mucho espacio, sí que abarca muchos años. Desde
que empecé a tener conciencia de ser alguien (adolescencia) hasta que llega un
momento (mi divorcio) en que miro hacia atrás y me pregunto qué ha pasado para
estar estancado emocionalmente, para sentirme sólo a pesar de estar rodeado de
familia y de amigos. Me pregunto por qué no lo he visto venir, porque mi
divorcio sí era previsible, pero no lo que desencadenó, y que tenía que ver con
emociones absorbidas hace mucho (antes incluso de la adolescencia); hacía tanto
que sin un viaje interior retrospectivo no podría haber respondido a esa
pregunta. Y las respuestas tienen como protagonistas principales a las mujeres
que han estado en mi vida, empezando con mi madre que ha influido en cómo yo me
he relacionado después con otras personas, algunas fundamentales en cualquier
vida (parejas e hijos, sin ir más lejos). Para cualquier ser humano su primera
referencia es su madre (ya desde el seno materno). Por supuesto no sólo las
mujeres son parte de las respuestas, también los hombres que me han rodeado,
empezando por mi padre, pero en este libro me he centrado en las mujeres de mi
vida, porque en mi caso su protagonismo en ese viaje interior es mayor que el
de los hombres.
Durante ese viaje interior, de forma
paralela, leí La Orestíada, de Esquilo, y pensé que también sus protagonistas
habrían tenido sus motivaciones propias (para hacer las cosas terribles que
suceden en esa obra) heredadas de su pasado emocional. No he pretendido
imaginar cuales serían, pero en algunos momentos me he identificado con ellos (con
lo que yo sentía), y lo he plasmado en el libro.
Creo que reside en que ese viaje interior de
mirar hacia atrás me ha permitido ver cosas que normalmente pasan
desapercibidas en nuestro interior. Me ha permitido darme cuenta de que las
preguntas abren otras nuevas preguntas, y de que no hay respuestas cerradas,
pero sí respuestas parciales que nos ayudan a rastrear de donde viene nuestra
forma de ser, desde muy atrás, cuando empezamos nuestro devenir consciente en
este mundo. Y la fuerza creo que está en que he podido plasmar de forma coherente
algo común a los seres humanos (seres sociales desde que nacen): cómo somos y
actuamos, qué decisiones tomamos, no depende sólo de nosotros, depende de esas
emociones absorbidas en las primeras etapas de nuestra vida, depende de las
personas que nos han rodeado, y de cómo han influido en nosotros. Sin ese viaje
retrospectivo esas emociones permanecen ocultas y olvidadas en nuestro ser,
pero no por ello dejan de estar ahí, no por ello dejan de definirnos como
persona. Si no entendemos que cómo somos depende en alguna medida de esa
influencia exterior (que no depende de nosotros mismos), entonces no
alcanzaremos una visión global de nuestra forma de ser.
No estoy diciendo que cómo somos dependa sólo de
las personas que nos han rodeado, en ello nosotros mismos somos el actor
principal, pero no el único.
¿Qué quieres
transmitir a través de este libro?
Me gustaría que
el que leyera el libro se vea reflejado como ser humano, que recorra conmigo mi
viaje interior, que lo entienda, y que ello le lleve a plantearse preguntas
sobre cómo habrá sido el suyo, que se pregunte quienes son los protagonistas de
su trayectoria vital, y cómo han podido influir en su forma de ser. Cada
persona es un mundo y tiene su propia
historia, en la que han influido unas personas determinadas, con sus luchas,
derrotas y victorias (emocionales); sus momentos felices y amargos. Nada es blanco
o negro, ni hay felicidad o amargura absoluta, pero para alcanzar un equilibrio
emocional que nos permita ser plenos como personas necesitamos conocernos en la
mayor medida posible.
¿Cómo describirías tu experiencia desde
el proceso creativo hasta tener el libro entre tus manos?
Ha sido una experiencia arrolladora y liberadora,
y también en momentos dolorosa. Cada pregunta iba abriendo nuevos
interrogantes, cada respuesta parcial me hacía entender un poco más mi pasado y
me llevaba más hacia atrás. Pero al final del viaje me he reconciliado de algún
modo con mi forma de ser (aunque todavía quedan preguntas sin respuesta), he
podido entender aspectos que me aportan serenidad porque ahora, al entender de
donde vienen (me gusten o no), no lucho por cambiarlos; son parte de mi ser
aunque han sido impuestos por aquellas personas que me han rodeado (probablemente
sin que esas personas se dieran cuenta de su influencia). No se trata en
absoluto de buscar culpables, más bien de entender por qué soy como soy.
¿Cuál fue el
último libro que leíste? ¿Por qué lo elegiste?
El último libro
que leí es “Ensayo sobre la ceguera”, de José Saramago. Lo leí por
recomendación de mi mujer que se lo acababa de leer. Me dijo que era muy
revelador, casi profético porque se escribió muchos años antes de la pandemia
del covid. Me ha parecido una gran obra, aunque no comparto la visión que
arroja sobre el ser humano, porque se centra casi exclusivamente en su parte
negativa, y para mi el ser humano es capaz de lo peor, pero también de lo
mejor.
Ahora estoy mirando hacia atrás otra vez en un viaje interior, pero centrándome en los hombres que me han rodeado, mi padre, mi hermano, mi hijo, mis amigos, mi entrenador de boxeo, mi psicólogo. No me han influido tanto como las mujeres (aunque sí son más en número), pero también siento un empuje interior que me permita esclarecer mi pasado, y que me permita ser consciente de cómo yo puedo influir también en personas (como mis hijos), para intentar que sea de la mejor manera posible.
Comentarios
Publicar un comentario