Entrevista a Enrique A. Wulff, autor del libro Misionero sin misión
Enrique A. Wulff es un escritor venezolano, cuya experienza como misionero seglar en Suramérica, China, Pakistán y África, le han dado la suficiente experiencia como para plasmarla en esta obra. Misionero sin misión es toda una experiencia de vida. Os invitamos a conocer más a través de esta entrevista.
Número de páginas: 248
Formato: 150 x 230
Colección: Adarve
Autor: Enrique A. Wulff
Háblanos un poco de ti.
Soy el quinto hijo de una familia
de 13 hijos. Nací en Caracas, Venezuela. Me gradué en la Universidad Central de
Venezuela de Médico-Cirujano el 16 de diciembre del 1976. En una búsqueda de alcanzar
poder ser “buen médico” me fui a Cambridge, Inglaterra, a continuar con
estudios de post-grado en el área de Pediatría que continué en el Hospital
Infantil de México. Pensando que ser buen médico radicaba en la adquisición de
conocimientos y experiencias clínicas, continué realizando estudios de
post-grado en las áreas de Neurología Pediátrica y Neurología General en la
Universidad de Baylor y la Universidad de Texas, en Houston; luego en la
Universidad del Sur de la Florida, en Tampa; luego en la Universidad de
Carolina del Norte, en Chapel Hill; y luego en el área de Complicaciones
Neurológicas del VIH y el Sida, en el Mount Sinaí Medical Center, en New York.
El contacto humano en sus
momentos de estrés emocional, físico y existencial me fue enseñando, a una gran
velocidad, a que el arte de ejercer la Medicina radicaba en la capacidad de
reconocer la divinidad que se encontraba en el ser humano que se encontraba
frente a mí, como paciente. Me enseñó que la Medicina era un intercambio de
“Amor en Acción” y no un complejo sistemas de enfermedades y tratamiento
corporales de las mismas, basados en la química y modificaciones quirúrgicas de
las áreas corporales en dolencia.
Por más que intentaba ver a los
pacientes como una extensión de mí, buscando la esencia del desequilibrio que
originaba en primer lugar sus dolencias… mi posición en el esquema burocrático
de la Medicina Alopática mantenía un “extraño abismo” entre ambos que nos
posicionaba en posiciones de poder de mi lado y en posiciones de no poder de su
lado.
Se despertó en mí la fuerza
necesaria para dejar de un lado temporalmente, el egocentrismo que involucra
“super especialista” en el área de Medicina Alopática y lanzarme a experimentar
lo que la “Medicina” realmente es…
A principios de la década de los
90’s tomé la decisión de experimentar a la gente directamente a su nivel y en
sus condiciones existenciales… como un ser humano que tenía como agravante el
haber tenido la oportunidad de adquirir muchos conocimientos y “experiencias”
en las áreas de especialización médica. Aquí comienza la aventura misionera de
Suramérica.
Posteriormente, experiencias
existenciales me involucraron personalmente que se fueron entremezclando como
que si fueran diseñadas por un destino de “misionero sin misión”… que me
llevaron a experimentar solo y posteriormente en compañía de mi esposa
Carolina, regiones de Zambia, Tanzania, Kenia (en África); y China y Pakistán (en
Asia).
A lo largo de las experiencias
fui descubriendo que nuestra conciencia y nuestra capacidad de estar
conscientes, de que estamos conscientes… jugaba un papel primordial en nuestra
calidad de vida. Que realmente teníamos en nosotros todas las respuestas, pero
no sabíamos cómo formularnos las preguntas adecuadas. Que el secreto de la
salud radicaba en el sincronismo y la armonía entre el sentir, el pensar, el
actuar y el hablar, siendo el hablar el catalizador.
Actualmente, me encuentro
experimentando la sabiduría de vida de la población “de la tercera edad” del
Sur del Estado de la Florida como Neurólogo Geriatra.
¿Qué podremos encontrar entre las páginas de Misionero sin misión?
En las páginas de “Misionero sin
Misión” encontraran las aventuras que experimenta un médico neurólogo
“alopático” en esencia tratando de generar una simbiosis con la homeopatía.
Como alguien que es literalmente “una flor de asfalto” se lanza a recorrer en
una camioneta 4x4 Suramérica, la Selva Amazónica, cruzar la cordillera de los
Andes, etc., etc.
Cómo sobrevive condiciones
“misioneras” de toda índole en Los Ángeles, California, África y Asia.
Cómo se va enfrentando a
realidades que involucran controversias religiosas, culturales, existenciales.
Cómo va sobresaliendo de los enredos entre los vaivenes de la espiritualidad,
el servicio comunitario, las creencias religiosas y las burocracias locales.
“Misionero sin Misión” conlleva
experiencias con las que puedes resonar y sobre todo ayudarte a visualizar el
mundo polifacético de una misma realidad compartida en una diversidad muy poco
entendida y sobre todo no aceptada en muchas ocasiones.
¿En qué ingrediente reside la fuerza de este libro?
La fuerza de este libro reside
principalmente en la exploración de vida de múltiples posibilidades que se van
presentando en realidades esperadas, y en muchas que ni siquiera han sido
imaginadas. Es un paseo ligero entre lo virtual de una idea, de una ilusión, de
una espiritualidad y de un deseo de servicio… y su inminente materialización en
una realidad que iba sorprendiendo a medida que se desenvolvía.
¿Qué quieres transmitir a través de
este libro?
Este libro quiere transmitir que
todo lo que necesitas en esta vida es aprender a disfrutar de lo que tienes y
haces sin preocuparte que debes tener o hacer lo que te han dicho. Que el
servicio misionero radica en tu día a día con excelencia, y no en lugares
sublimados por las religiones y creencias religiosas. Que todos somos
misioneros de nuestras propias vidas. Que si aprendemos a experimentar el Dios
que está en nosotros y en los otros… podemos experimentar el “cielo” en nuestra
realidad diaria y no en como lo han creado las religiones y culturas en la
imaginación para un “después”. Que todos somos esencias espirituales
experimentando lo que tenemos que experimentar en la mundanidad para el bien
común de todos como humanidad y como miembros de un universo que estamos
comenzando a conocer.
¿Cómo describirías tu trayectoria de escritor
desde la primera publicación hasta esta última?
Como cualquier persona que va
aprendiendo a poner en palabras una emoción, un pensamiento, una acción… uno va
palpando la facilidad como las ideas se van armando entre ellas al ser
plasmadas en palabras, como las emociones van encontrando su lugar entre
líneas, como se puede ir dejando la linealidad de un pasado, un presente y un
futuro para entremezclarlo, lo más sutilmente, en un presente continuo.
Comenzar a escribir es comenzar a conocerse, seguir escribiendo es explorase en
el mundo de las probabilidades y posibilidades… y el saber que lo escrito es
leído es experimentar la espiritualidad con benevolencia, es sentir que somos
parte del lector, de su pensar y de su sentir… es realmente sentirnos que todos
somos uno y que uno somos todos.
¿Cuál fue el último libro que leíste?
¿Por qué lo elegiste?
El haber nacido con una condición
conocida como “dislexia del desarrollo”… no me permitió experimentar el placer
de transportarte en el mundo elaborado por el escritor. Desde que comencé a
tratar de plasmar en palabras la revolución de ideas, pensamientos y emociones
que se generaban en mí… fueron apareciendo muchos libros ante mí. El último
libro fue un libro escrito por Aurelia Louise Jones, llamado “Telos, Revelación
de la Nueva Lemuria”. En mi afán de intentar conocer lo que no sé que no
conozco me incline “sin realmente saberlo con claridad a leerlo”. Podría decir
que fue por una emoción que no se dejó manipular por la razón. Fue como subir
un peldaño en la escalera de mi vida que me permitió ver un horizonte frente a
mí que no sabía que existía.
Y ahora qué, ¿algún nuevo proyecto?
Ya no me atrevo a peguntarle a la
vida…: “¿y ahora qué?”. Creo que los proyectos ya están, pero todavía no lo sé.
Espero que sean muchos proyectos que me sigan sorprendiendo y enseñando.
Comencé hace varios años a escribir un manuscrito ya que soñaba con una frase
que fue su título: “Si no despierto soy una mentira”. Comencé a escribir
principalmente para entender por qué pensaba en esa frase constantemente. En
medio de los manuscritos que se comenzaron a escribir desde ese entonces…
apareció la idea de escribir “Misionero sin misión” principalmente para evitar
que se me fueran olvidando lo vivido y experimentado. Ahora, gracias a ustedes,
lo vivido y experimentado, “en cierta forma” no solo no será totalmente olvidado,
sino que tendrá la oportunidad de ser compartido para bien del lector.
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