Entrevista a Julio Fajardo Sánchez, autor del libro Tiempo de desencuentro
Julio Fajardo Sánchez es un escritor de La Laguna y ganador del Premio de Novela Benito Pérez Armas 2004. En Tiempo de desencuentro, dividido en dos partes, es una colección de artículos escritos en el período de 2016 a 2018. Os invitamos a conocer más a través de esta entrevista.
Número de páginas: 500
Formato: 150 x 230
Colección: Adarve
Autor: Julio Fajardo Sánchez
Háblanos un poco
de ti.
Soy un escritor que, como tantos otros, va persiguiendo a sus lectores
utilizando todos los medios posibles. En 2004 obtuve el premio de Novela Benito
Pérez Armas. Este año formo parte del jurado. He publicado ocho libros y he
escrito cientos de artículos de prensa. Disfruto del quehacer de un jubilado
que se levanta temprano a escribir.
¿Qué podremos encontrar entre las páginas
de Tiempo de desencuentros?
Tiempo de desencuentros es una colección de reflexiones publicadas en prensa que reflejan lo
ocurrido en España desde el año 2016, en que se inicia una crisis política ante
la imposibilidad de formar gobierno, hasta la moción de censura de 2018. Se
trata de retratar la opinión de un hombre de la calle ante unos
acontecimientos, que son nuevos en nuestra reciente historia democrática. Es
sorprendente cómo unos hechos de esta trascendencia hayan sido enjuiciados solo
desde el observatorio partidario, aislándolos del juicio de una crítica global.
Las diversas columnas están unidas por un nexo que contiene antecedentes y
conclusiones para tratar de hacer un relato coherente.
¿En qué ingrediente reside la fuerza de este
libro?
En la espontaneidad de
una observación desde la neutralidad, algo tan difícil de lograr en un ambiente
en el que el desencuentro es la pauta principal. De ahí el título. Se trata de
conjugar varios fenómenos que inciden de forma conjunta en la vida española. El
asalto al poder de la nueva clase política surgida de la indignación y del 15
M, el reto de los independentistas con su declaración unilateral y el cambio
operado en el socialismo con la renovación de sus cargos directivos. Esto,
considerado globalmente, es un panorama apasionante que no hemos tenido tiempo
de contemplar con objetividad debido a un exceso de utilización informativa,
partidaria en todos los casos. Quizá este libro está adelantando un análisis
que debería ser diferido a un tiempo más amplio, y su atractivo esté en el
testimonio de la reacción inmediata, lo que hace que las impresiones en él
recogidas puedan convertirse en materiales imprescindibles para una posterior
investigación conclusiva más reposada.
¿Qué quieres
transmitir a través de este libro?
Retratar un periodo de falta de acuerdo y desentendimiento que pone en
entredicho al sistema político surgido de la transición de 1978. Mostrar la
coexistencia de ideologías que aseguran no estar representadas en ese proceso
con otras que afirman defenderlo a ultranza. Aquí se avanzan descripciones que,
a la larga, van a ocupar a los cronistas de uno de los periodos más singulares
de la historia de nuestro país. El hecho de estar introducidos de lleno en él
nos impide enjuiciarlo con objetividad. Este libro pretende ser el testigo de
una situación convulsa, haciendo la reseña en caliente y a pie de calle, como
quien recoge los datos para formar el veredicto de una encuesta.
¿Cómo describirías tu trayectoria de
escritor desde la primera publicación hasta esta última?
Llevo más de treinta
años escribiendo habitualmente. No me he sacado el carnet en ningún sitio, ni
pretendo hacerlo. Escribir es un oficio que se elige y una actitud frente a la
vida. El tiempo no hace que estas cuestiones elementales varíen. El escritor
aprende cada día con cada renglón que plasma en el papel. Su examinador es él
mismo, y el día que deje de serlo estará perdido. Seguirá escribiendo, no lo
dudo, pero dejará de ser lo que es para convertirse en otra cosa. Estará
creando dependencias en un mundo donde lo que tiene que exhibir es su
independencia. Incluso en la actividad periodística, que es a lo que más se
parece esta publicación, es así.
¿Cuál fue el
último libro que leíste? ¿Por qué lo elegiste?
Siempre tengo varios libros en mi mesa. Unos son nuevos, los menos, y
otros son los que me han acompañado toda la vida. Ayer le echaba una ojeada al
Wilhem Meister de Goethe, a un libro sobre editores, de Mario Muchnik, a la
última novela de mi amigo Juanito Cruz y a mi inseparable curso sobre
literatura europea de Vladimir Nabokov. Me hago un café, o una infusión, según
la hora, y me pongo a leer con el mismo impulso con que escribo. En ambas cosas
está la faena del narrador.
Y ahora qué, ¿algún nuevo proyecto?
Tengo varios
libros terminados sin editar. Algunos habrá que retocar y otros menos. En eso
consiste el trabajo de taller. No todo se basa en recibir a las musas, que, por
otra parte, no existen. Son uno de tantos inventos para establecer el
distanciamiento allí donde lo que se exige es el acercamiento. Dispongo de
otros artículos de un tiempo más reciente que pueden ser el complemento de estos
que ahora se publican. También están en el horno unos relatos en primera
persona de personajes que asumo como si estuvieran vivos. Lázaro, el
resucitado, o Caín, que representa la condena maldita de toda la humanidad, son
fuentes inagotables para explicarse el mundo y la existencia.
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