Entrevista a Álvaro Ordoñez Iragorri, autor de El preso y el que está muerto
Álvaro Ordoñez Iragorri es un escritor vasco, además de empresario, director de varios programas de jazz en la radio, actor en series de TV, cine y teatro. El preso y el que está muerto es una novela compuesta por seis cuentos de corte policíaco. Os invitamos a conocer más a través de esta entrevista.
Formato: 130 x 200
Colección: Biblioteca de Narrativa Breve
Autor: Álvaro Ordoñez Iragorri
Háblanos un poco de ti
Estudié Arte y Decoración, pero nunca ejercí la profesión. Desde niño me ha gustado la música y a principios de los años ochenta comencé a ejercer de comentarista de todo un poco en la radio hasta que tuve mi propio programa, un programa de Jazz que llevaba el imaginativo nombre de “Mucho Jazz”.
Paralelamente, junto con unos amigos, me adentré en el proceloso mundo del cine, al principio eran cortometrajes, pero más tarde la cosa fue creciendo y llegaron los largometrajes. En ese turbulento mundillo he ejercido los más variados oficios: guionista, productor y actor. La gente más cercana a mí decía que era un buen actor, pero la crítica especializada aseguraba que yo no era actor de ninguna manera... ellos sabrán.
En el ámbito de la televisión autonómica ejercí idénticas labores: presentador de diversos programas, actor en series y guionista, también de realizador. Aquí la crítica guardó un respetuoso silencio, para mí que no sabían qué decir.
Durante todos estos años escribí como comentarista cinematográfico en los periódicos “El Correo” y “El País” en su edición de el País Vasco.
Este es mi segundo libro. Los lectores dirán si he sabido estar a la altura de la confianza que la editorial Adarve me ha bridado.
¿Qué podremos encontrar entre las páginas
de El preso y el que está muerto?
Son seis historias que me atrevería a calificar sin ambages como de “género negro”, un género que me ha gustado desde siempre. Desde que Alfonso Sánchez, en la pequeña pantalla, presentaba aquellas películas de la Warner que, en glorioso blanco y negro, nos mostraban los rostros de Bogart, Verónica Lake o James Cagney.
Años después llegarían a mi vida Hammett, Chandler, Ross Mc Donald... los clásicos. Esos son los ejemplos que he seguido. No les llego a la altura del zapato, pero he intentado hacerles bien la lazada.
¿En qué ingrediente reside la fuerza de este
libro?
En la búsqueda de la verdad.
¿Qué quieres
transmitir a través de este libro?
Toda novela negra es en realidad un cuento moral. Alguien que se enfrenta en solitario a lo peor de la corrupción de la sociedad, abre la tapa de la alcantarilla para asomarse a ver lo que hay en su interior. En la calle puede parecer que en el subsuelo no existe nada. Sin embargo, está anegado de corrupción social, política y moral. Esa persona por poco dinero, muchas veces por simple dignidad, se enfrenta a temibles poderes. Algo parecido a lo que sucede en las novelas de caballerías. Podríamos decir que el héroe de muchas de las novelas policíacas es un moderno caballero andante.
¿Cómo describirías tu trayectoria de
escritor desde la primera publicación hasta esta última?
Este es mi segundo libro. El primero era una novela de aventuras. “El preso y el que está muerto... y otros escritos” está compuesto de pequeñas historias. He intentado subsanar algunos errores con respecto al primero, no sé si lo he conseguido. Los lectores, que tan difícilmente ganan su dinero y tienen la generosidad de darme su confianza, juzgarán.
¿Cuál fue el
último libro que leíste? ¿Por qué lo elegiste?
Estoy leyendo una biografía de Magallanes, escrita por Stefan Szweig. Es un escritor extraordinario, especialmente sus biografías.
Aquí tenemos de nuevo a un héroe que se enfrenta a fuerzas gigantescas: el rey de Portugal, la envidia, la maledicencia, la traición, el océano ignoto y que casi logra su objetivo. Casi.
Y ahora qué, ¿algún nuevo proyecto?
El protagonista de tres de las seis historias, Crispín Pantaleón, ha crecido en mi imaginación y ocupará mi próximo libro. Será una novela en dos partes que le llevará a Cuba unos meses antes de la caída de Batista y al Madrid de los últimos días de Franco.
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