Entrevista a Víctor Fernández García, autor del libro El devorador de estrellas. Leyendas de Animalia

 

Víctor Fernández García

Víctor Fernández García es un escritor de Reus y autor de relatos de diversos géneros en los blogs Relatos del País de Nunca Jamás y Un universo en palabras. Ha escrito tres sagas. El devorador de estrellas pertene a la saga Leyendas de Animalia y propone un viaje lleno de aventuras, humor y fantasía en sus cinco entregas publicadas: Ramírez y el volcánUn misterio de lo más FunestoLas alas del amorLa lista de LaClasse y esta última entrega.Os invitamos a conocer más a través de esta entrevista.


El devorador de estrellas. Leyendas de Animalia
ISBN: 978-84-19595-62-1

Número de páginas: 146


Formato: 130 x 200


Colección: Biblioteca de Narrativa Breve


Autor: Víctor Fernández García


Sinopsis: Las estrellas se están viendo borradas del firmamento. La sombra descomunal de un kraken espacial lo está engullendo todo a su paso. Mientras el caos, el pánico y el desorden generalizado crecen, en Animalia, una peculiar sentencia cae sobre el Conde Espátula: un exilio tan lejano que salga de su propio mundo. La familia real constituirá gran parte de la tripulación de una misión que habrá de cruzar el cosmos, dando en la ruta con nuevas aventuras, peligros y enigmas. Todo ello sazonado con grandes dosis de emoción y mucho humor.




Entrevista a los autores

La sala de entrenamiento para asuntos especiales estaba abarrotada.

Un montón de sujetos correteaban de aquí para allá, claramente conscientes de que el paso del tiempo apremiaba.

Desde las cámaras ubicadas en las esquinas superiores de algunas paredes, se podía ver la coronilla de muchos de esos individuos. Un plano en el que, sin embargo, era el humo el elemento que más destacaba.

El humo de puro.

—Menuda calada, Funesto. Se te va a consumir en nada. — Las palabras de Ramírez arrancaron una afable sonrisa en las fauces del tiburón.

Frente a ellos, Áltamir alzó un dedo, dispuesto a decir la suya.

—Ya podría sacarnos de este apuro... — Pero nadie rio la enésima ocurrencia del renacuajo. No solo eso, sino que toda actividad se vio detenida.

De uno de los grandes altavoces dispuestos en altas columnas, comenzó a manar un chisporroteo. Un grave rumor del cual parecía querer emerger una voz desconocida.

Cuando finalmente lo hizo, fue en forma de pregunta.

 

 Habladnos un poco de Vlad Strange y Víctor Fernández García.

 Los operarios, al escuchar la voz femenina que fluía por el altavoz, entraron en pánico de tal manera que, en apenas unos segundos, habían despejado por completo la sala.

Un lugar en el que quedaron un puñado de personajes, a cuál más pintoresco, mirándose incrédulos unos a otros.

Hasta que alguien dio un paso el frente.

Un aletazo, más bien.

Funesto LoOtro, el detective, tosió un par de veces mientras oteaba la totalidad de sus compañeros para corroborar que disponía de su apoyo.

—Vlad es una dibujante con muy buen gusto. — Algunas risas ahogadas se levantaron nada más empezar a articular el tiburón su respuesta. —No solo eso, sino que también escribe fantasía romántica con un delicioso estilo. A sus inicios en plataformas literarias se le suma una interesante novela de misterio titulada ‘El rompecabezas de los gatos blancos’. De ahí saltamos a sus Crónicas del Fin del Tiempo, una saga con varias entregas publicadas y otras tantas por llegar. Por no hablar de ‘La paradoja de Gabrielle’, por la que tanto cariño profesa... Por otro lado, es mediante sus dibujos que... —Al carraspear, nuevamente, Funesto pareció quedar momentáneamente en blanco. Un espacio que Bermúdez, un pequeño ratón, supo aprovechar a la perfección.

—...¡Que tan bien nozientan!

El aplauso fue unánime.

Tras secarse el amago de una lágrima, el tiburón detective alzó una aleta con tal de hacerse escuchar de nuevo.

—En cuanto a Víctor, cuanto puedo decir es que nos une una relación de mutuo respeto. No sé si alguien aquí quiere añadir algo más al respecto.

La totalidad de los presentes contuvieron la respiración unos segundos. Algunos se pusieron rojos de tanto aguantar.

¡Majadero! ¡Creativo! ¡Pirado!

Los calificativos que comenzaron a llover fueron silenciados, no obstante, por el puntual carraspeo de altavoces, que sin duda andaba por formular una nueva pregunta.

 

 ¿Qué podemos encontrar entre las páginas de ‘Leyendas de Animalia: El devorador de estrellas’?

 Todos los presentes en la sala se miraron largo tiempo.

Cuando quedó más que claro que allí nadie contaba con una respuesta ni rápida ni adecuada, Funesto puso los ojos en blanco, dispuesto a alzarse nuevamente.

Solo que alguien se le adelantó.

Se trataba de una sombra temblorosa. Alguien embutido en una larga capa negra que solo dejaba traslucir la mirilla de un telescopio.

Habló.

—El... El libro que nos ocupa contiene multitud de elementos, todos ellos unidos ante la amenaza de una catástrofe en ciernes.

En ese punto, el telescopio dejó de temblar, para pasar a enfocar al altavoz de donde salía la voz que estaba haciendo las preguntas.

—Me resulta sumamente interesante este lugar, ¿Podría usted darme ciertos detalles para saciar mi curiosidad? Yo también tengo algunas preguntas...

Un nuevo carraspeo se produjo, pero solo para poner una nueva pregunta sobre la mesa.

 

 ¿En qué ingrediente reside la fuerza de este libro?

 En ese momento, como reaccionando a un espasmo, Ramírez se puso en pie, bien erguido.

Mirando atrás de reojo, solo un leve susurro se dejó oír.

¡Responde o te vuelvo a pellizcar el culo! ¡Estamos quedando fatal!

Suspirando holgadamente, el ratón hizo acopio de toda su resolución con tal de satisfacer a quien fuera que se estaba dirigiendo al grupo.

—Ya venimos de más aventuras. Otras leyendas que, sin embargo, se yerguen sobre pilares de compañerismo, lealtad y tenacidad. Esos elementos, así como lo que termina por esculpir toda la serie, como podrían ser la aventura y el humor, aquí se encuentran a la sombra de algo grande, inmenso y peligroso. Si bien no se dejan eclipsar, sí que es cierto que la presencia de un nuevo ingrediente en la mezcla como es lo vasto del universo, transforma y evoluciona a todo el conjunto.

Un silencio prolongado incomodó a Ramírez.

Si bien los rostros boquiabiertos no alcanzaron a aplaudir siquiera, al menos el altavoz volvió a carraspear. Fue un carraspeo más tímido que los anteriores, como si la propietaria de aquella voz desconocida hubiese quedado tan satisfecha como impresionada con la respuesta del ratón.

 

 ¿Qué se quiere transmitir a través de este libro?

 Cuando la cuarta cuestión se puso sobre la mesa, Ramírez se dispuso a sentarse, al borde del desmayo por los nervios pasados.

Áltamir susurró algo a oídos de Funesto, que asintió con solemnidad.

Tras eso, por turnos, todos los allí reunidos fueron diciendo una sola palabra por cabeza.

—Compenetración. — Dejó ir Funesto en primer lugar.

—Amistad. — Se apresuró a afirmar el encapuchado.

—Resistencia. — Dijo la ratona al lado de Ramírez, no sin cierto desdén.

—Entrega. — Respondió Ramírez.

Empatía, valor y valentía también se dejaron escuchar.

Hasta que le llegó el turno al renacuajo.

Áltamir, mirando a lado y lado, se alzó rebosante de ilusión.

—¡Antropo...!

Pero no pudo terminar su aportación, dado el urgente aletazo que le propinó Funesto LoOtro.

En ese preciso instante, el altavoz volvió a hablar.

 

 Bien hecho. No queremos spoilers.

¿Cómo describiríais vuestra trayectoria desde el primer libro hasta este?

 Todos se miraron.

En un claro ataque de melancolía, algunos se echaron a llorar. Otros trataron de balbucear cosas ininteligibles.

Algunos lograron incorporarse, solo para lanzarse al abrazo de su compañero lateral en aquella sala de asuntos especiales.

 

 Entiendo que está siendo un viaje emocionante.

 Todos asintieron a la voz femenina, mientras trataban de recuperar cierta compostura.

  

¿Cuál ha sido el último libro que han leído Vlad y Víctor?

 Funesto eligió esa pregunta para volver a tomar turno.

—En cuanto a Vlad, la vi leer con mucho disfrute una obra en torno a la magia de Terry Pratchett. Por parte de Víctor, ‘La vasija de Astarté’ no hace mucho que pasó por sus manos. Yo mismo le he echado un vistazo a esa interesante apuesta de suspense histórico fraguada por un tal Óscar Lozano Álvarez.

El siguiente carraspeo del altavoz fue tan potente que partió sus sujeciones.

Una última pregunta pudo escucharse antes de que se estrellase contra el suelo de mármol.

  

Y ahora... ¿Algún proyecto nuevo?

 Mientras docenas de operarios regresaban a la sala maldiciendo a los cuatro vientos ante el desastre ocasionado, el alboroto fue creciendo de nuevo.

En una esquina, apartados y casi invisibles, un par de siluetas abrazadas se miraron, casi furtivamente.

—Esperemos que sí. — Dijeron, a la vez y bien sonrientes, Vlad y Víctor.


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