Entrevista a Enrique Lizanes, autor del libro La cruz de la victoria

 

Enrique Lizanes

Enrique Lizanes es un escritor sevillano, vinculado desde muy temprana edad a la literatura y al sector editorial. La cruz de la victoria es su primera novela. Una novela histórica que nos transporta a los albores del siglo VIII en la Península ibérica.Os invitamos a conocer más a través de esta entrevista.


La cruz de la victoria
ISBN: 978-84-19595-84-3

Número de páginas: 580


Formato: 150 x 230


Colección: Adarve


Autor: Enrique Lizanes


Sinopsis: Esta obra nos transporta a los albores del siglo VIII y, a lo largo de sus más de quinientas páginas, va desgranando los hechos históricos que tuvieron lugar en la península Ibérica en una época de gran trascendencia para el futuro de nuestro país. Aprovechando la debilidad de los visigodos, que, divididos en dos facciones rivales se enfrentan entre sí, los musulmanes desembarcan en la Bética y, tras vencer a don Rodrigo en la batalla del Guadalete, logran en poco tiempo conquistar Hispania. Pero en un pequeño enclave de Asturias situado en la montaña de Covadonga destaca un grupo de hombres valerosos que, al mando de Pelayo, se alza en armas contra los invasores.




Háblanos un poco de ti.

Vivo a caballo entre León y Asturias y llevo una vida apacible, pero de ningún modo aburrida. Me acuesto temprano y me levanto a las cinco, a veces incluso antes. Durante ese período de la noche que los latinos llamaban conticinium, cuando todo es calma y silencio, escribo y leo; por lo general con bastante aprovechamiento. Viajo mucho por España. Me interesan sobre todo los pueblos y las pequeñas ciudades monumentales que aún conservan las huellas de su glorioso pasado.

También frecuento las hospederías de los monasterios medievales que siguen abiertos gracias a la callada labor de los monjes. Entre los viejos sillares cubiertos de musgo encuentro el retiro perfecto: me proporcionan sosiego y alivio espiritual.

 

¿Qué podremos encontrar entre las páginas de La cruz de la victoria?

Cuando concebí la idea de escribir el libro me impuse una condición: tenía que ser ameno e instructivo a la vez. Así pues, el lector hallará aventuras, lances guerreros, historias de amor, intrigas… Y también referencias históricas. La cruz de la victoria es, o quiere ser, una ventana abierta a la Hispania de principios del siglo VIII y nos muestra cómo vivían nuestros antepasados en aquella época, sus códigos de conducta, sus costumbres o sus creencias.

 

¿En qué ingrediente reside la fuerza de este libro?

Durante los meses más duros del confinamiento a que nos obligó la pandemia, mientras mis vecinos se quejaban porque no podían salir de casa, yo me sentía feliz escribiendo entre ocho y diez páginas diarias.

Creo que la fuerza del libro reside en dos componentes fundamentales: de un lado la pasión y el heroísmo de Pelayo y sus hombres, dispuestos en todo momento a dar la vida por sus nobles ideales; y de otro la majestuosidad y la serena belleza del parque natural de los Picos de Europa, antes llamado Montaña de Covadonga, un lugar maravilloso que tengo la fortuna de conocer bien.

 

¿Qué quieres transmitir a través de este libro?

Siempre he sentido admiración por nuestros héroes nacionales, y aunque se ha escrito mucho sobre Pelayo, deseaba rendirle homenaje a ese personaje tan injustamente tratado por cierta historiografía. El hecho de que los españoles hablemos una lengua romance que nos hermana con la cultura cristiana, y por tanto occidental, se lo debemos a la Reconquista, un periodo de gran trascendencia histórica que inició precisamente Pelayo con su gesta en la batalla de Covadonga.

La cruz de la victoria es mi versión novelada de los hechos que tuvieron lugar en la Hispania visigótica tras la invasión musulmana. He tomado los pocos datos históricos que existen sobre ese período para recrearlos mediante el artificio literario.

 

¿Cómo describirías tu trayectoria de escritor desde la primera publicación hasta esta última?

Muy irregular, llena de largos períodos sin escribir nada serio. Digo nada serio porque nunca he dejado de escribir: artículos periodísticos, reseñas, cuentos, textos que yacen olvidados para siempre en cajas de cartón y numerosas notas para proyectos de libros que luego dejaban de interesarme. Soy un escritor tardío, aunque mi vocación se remonta a los años de juventud. Pero por razones que sería prolijo explicar no me he dedicado a escribir, hasta ahora, de forma sistemática. Mi caso es parecido, salvando las distancias, al de Frank MacCourt, que publicó su primer libro a los sesenta y seis años.

 

¿Cuál fue el último libro que leíste? ¿Por qué lo elegiste?

El expediente del náufrago, de Luis Mateo Díez. En realidad no lo elegí yo; me eligió él a mí. Lo encontré por azar en una librería de lance. Este escritor leonés nacido en Villablino, miembro de la Real Academia Española, me fascina por su perfecto dominio del idioma, que maneja con una precisión exquisita. Su prosa es fina y transparente como un delicado cendal.

 

Y ahora qué, ¿algún nuevo proyecto?

Cuando di por finalizada La cruz de la victoria empecé a escribir otro libro siguiendo el consejo de Juan Eslava Galán, a quien traté con regularidad durante la época en que ambos vivíamos en Sevilla. Es una novela sobre el mundo del arte escénico ambientada en la España actual. Pero cuando iba aproximadamente por la mitad me surgió la idea de una obra de teatro, y me atrajo tanto que dejé la novela y me puse a escribir el libreto. Hace poco que la he terminado. Espero poder representarla en breve.


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