Entrevista a Carlos Manuel Lorenzo, autor del libro Historias breves con trazos gruesos

 

Carlos Manuel Lorenzo

Carlos Manuel Lorenzo es escritor e ingeniero naval. Su actividad laboral le ha llevado por todo el mundo, lo que le ha permitido el contacto con diferentes culturas. Todo ello, unido a una gran avidez lectora y el interés por diferentes campos del saber como arqueología, historia, física, matemáticas o genética se ven reflejados en Historias breves con trazos gruesosOs invitamos a conocer más a través de esta entrevista.


Historias breves con trazos gruesos

ISBN: 978-84-19748-22-5

Número de páginas: 200


Formato: 130 x 200


Colección: Biblioteca de Narrativa Breve


Autor: Carlos Manuel Lorenzo


Sinopsis: Esta obra se compone de una selección de relatos breves de narrativa histórica no ambientados en una época concreta, desarrollándose su línea argumental a lo largo de la historia de la humanidad. Todos ellos de ficción, los veintiún primeros transcurren en periodos concretos: los sucesos y fechas que se mencionan están documentados y se representa con fidelidad a los personajes reales que aparecen. Hay excepciones con las que se hace un guiño y un desafío: un narrador no confiable y una precuela. Las tres últimas narraciones hablan de futuros posibles. También se presentan eventos históricos poco conocidos. Son breves porque se dirigen a un lector habituado a las interacciones de las redes sociales, donde se emplean mensajes condensados. Son de trazo grueso porque contienen opiniones que se insinúan como pinceladas poco definidas de pintura impresionista. Aspectos que cada uno puede descubrir y que están más allá de la voluntad de quien las escribe.



Leer primeras páginas


Háblanos un poco de ti.

No soy ningún niño, he cumplido ya 63 años. Estudié ingeniería, pero siempre me han atraído otras ramas del saber: Física, Astronomía, Genética, Historia, Literatura, Dibujo y Pintura, entre otras.

Inicié mi actividad profesional en programación, en los ochenta, en Cobol y con terminales de fósforo verde conectados a un ordenador central enorme. Yo he visto las tarjetas perforadas, que a los chavales de hoy en día les sonarán a Historia Antigua. Las capacidades gráficas de aquellos equipos y sus prestaciones harían reír a cualquier niño con una videoconsola.

Sin embargo, me permitió tener una carrera profesional rápida, en la que visité diferentes lugares. Viví durante dos años y medio en Uruguay, un país donde yo me he sentido como en casa, pero recorrí casi casi toda Latinoamérica.

Mis inquietudes no se han limitado al mundo de los negocios, esos viajes son, muchas veces, muy poco más que ir de aeropuertos a hoteles con estándares internacionales, visitar oficinas amuebladas casi de la misma manera y hablar con hombres vestidos de traje y corbata. Yo siempre he encontrado la manera de escaparme y tratar de comprender el alma de los lugares que visito.

De ahí, pasé a ser responsable de un área geográfica apasionante desde el punto de vista cultural: Europa, Norte de África y Oriente Medio. Viajar a esos países con los ojos bien abiertos, llena el equipaje de experiencias.

Más adelante, he desarrollado actividades relacionadas con aspectos técnicos y de gestión.

Para escribir, lo primero es tener algo que contar y, después, saber contarlo. Ambos aspectos son fundamentales y una obra que no esté surtida de los dos, estará coja.

 

¿Qué podremos encontrar entre las páginas Historias breves con trazos gruesos?

Historias Breves con Trazo Grueso es un libro de ficción histórica. Consta de una colección de relatos ambientados en diferentes épocas. Es imaginación, porque no hay evidencias de que los todos los protagonistas y todos los hechos que se narran hayan sucedido así. Sin embargo, hay un esfuerzo por el rigor histórico. Los hechos, personajes y fechas se corresponden con la realidad conocida.

Hay una idea que le oí formular a Alfonso Mateo-Sagasta, autor inteligente de novela histórica, que ha marcado la línea que trato de seguir: «cuando escribes sobre hechos del pasado, hay que respetar el dato; los sucesos que menciones y los ambientes que describas deben corresponderse con el estado del arte». Sin embargo, los espacios desconocidos son un regalo para el autor.

En ese sentido, podemos encontrar historias cortas pero intensas, como flashes de luz, buscando una visión original o sorprendente de los hechos y, al final del libro, tres futuros posibles, aunque espero que improbables. Empezamos acompañando a los neandertales y terminamos  viviendo en un mundo donde la mayoría de los trabajos los efectúan robots, gobernados por la inteligencia artificial.

 

¿En qué ingrediente reside la fuerza de este libro?

En general, los estudios de Historia, su divulgación o incluso la novela histórica, seleccionan los hechos que van a presentar al lector y los muestran en forma de proposiciones causa/efecto. Es como le gusta ver las cosas al cerebro humano, así las asimila y las comprende. Popularmente, se conoce como El Relato, con mayúsculas, para diferenciarlos de lo que yo he desarrollado aquí.

Las estanterías de las bibliotecas están llenas de los hilos fundamentales, que a veces se contradicen entre ellos. La historia condiciona la visión que tenemos de nuestra actualidad, por eso hay tanto esfuerzo por ahormarla a nuestras convicciones.

Pero dejan muchos sucesos al margen, o porque no son importantes o porque no encajan en la versión. Ese espacio se presta a encontrar aspectos huérfanos y ponerlos en valor con el relato breve. Una historia corta y rápida, que informa al lector de facetas poco conocidas. Como un cuadro impresionista. Algo que, tal vez, no es merecedor de un mural hiperrealista, pero que no debe caer en el olvido. En definitiva, un punto de vista original.

 

¿Qué quieres transmitir a través de este libro?

Lo comentado: pequeños fogonazos de la historia ignorada. También le pido al lector que no se deje engañar. Si alguna cosa le resulta extraña, que busque, que investigue y que me haga llegar su opinión. Este libro está más pensado para provocar debates que para cerrarlos.

Adelanto también que hay un narrador poco confiable, que nos cuenta una historia indigna de crédito. A ver si lo descubren y adivinan por qué. También hay una precuela de «La dama del perrito», porque en ese relato de Chejov hay un personaje que creo que el autor trata injustamente y he decidido reinventarlo.

 

¿Cómo describirías tu trayectoria de escritor desde la primera publicación hasta esta última?

Bueno, no sé dónde he leído que, cuando Dupont se rindió ante Castaños en la batalla de Bailén, le dijo: «Aquí tiene mi espada, vencedora en mil batallas», a lo que el español respondió: «Pues ya ve, yo es la primera que gano».

Pues eso resume mi trayectoria.

Detrás de este primer libro que me publica una editorial, hay muchas vivencias personales y mucho esfuerzo por aprender a escribir. Merece la pena mencionar una anécdota: terminé mi primera novela en los noventa y, naturalmente, la envié a todas las editoriales, que la fueron rechazando. Una me dio el consejo más difícil de asimilar, duro pero que me ha sido de mucho provecho: «debe mejorar su estilo». Lo agradecí mucho, porque no es fácil decirle algo así a una persona que está suplicando elogios. He pasado cinco años en un taller literario, intentando desarrollar las técnicas necesarias para ofrecer un producto de calidad al lector (un saludo a Aránzazu de Isusi y Álvaro Fierro, mis profesores). Es cierto que la literatura ha sido siempre mi afición y que llevaba muchos años de estar en grupos de escritura, pero normalmente no basta con eso, ni con ser un lector voraz, para escribir bien. Pero, sobre todo, «confieso que he vivido», citando a Neruda. Tengo a mis espaldas toda una trayectoria de experiencias y de contrastar ideas con mil realidades. Esa es una de las fuentes que hay detrás de mis escritos.

 

¿Cuál fue el último libro que leíste? ¿Por qué lo elegiste?

«El asesinato de Sócrates», de Marcos Chicot. Leo novela histórica, porque la mejor manera de entender al ser humano es tratar de revisar el pasado con mente despierta.

La Grecia de la guerra del Peloponeso y la figura de Sócrates proporcionan enseñanzas valiosas. Un conocimiento profundo de esa época derriba mucho falso tópico, los clásicos estereotipos de lo que «todo el mundo sabe».  Me encanta descubrir esos falsos ídolos y conocer sus pies de barro.

De todas formas, lo más interesante de la novela y del relato históricos es que te abren el apetito para saber más sobre una época. La información que proporciona un novelista hay que contrastarla y para eso existe toda una literatura de divulgación a diferentes niveles. Y, por supuesto, está la red global. Hoy en día, con el acceso al conocimiento que tenemos, si nos engañan que no sea por nuestra pereza.

 

Y ahora qué, ¿algún nuevo proyecto?

Tres.

He terminado una novela histórica, que intenta ver la etapa previa a la Segunda Guerra Mundial con los ojos de una mujer afroamericana. La recluta el Deuxième Bureau en Luisiana y se ve envuelta en descubrir qué hay detrás del programa nuclear alemán.

Ya tengo la mayoría de los relatos para una segunda parte de «Historias breves de Trazo Grueso».

Finalmente, acabo de empezar una novela de ciencia ficción, que es un género que siempre me ha atraído. Se parecerá más a «La Fundación» que a «La Guerra de las Galaxias».


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