Entrevista a Pedro Rodríguez Muñoz, autor del libro Parlo, Teo
Pedro Rodríguez Muñoz es un escritor catalán. Entre sus obras: La cola de la lagartija (1999) y Hablando en romance, acreedora del II Premio de Poesía Concha de Luz (2012). Así mismo, obtiene el I Premio de poesía para niños Editores Mexicanos Unidos-Editorial Mirlo, 2020, la mención de Honor en el 74º Concurso Internacional de Poesía Enlace de Palabras (Argentina, 2020), un accésit en el XII Premio Internacional Sexto Continente de Poesía Amorosa (2012) y el XIV Premio de Poesía Ateneo de Sanlúcar de Barrameda (2010). EL ensayo que nos presenta: Parlo, Teo es una obra existencialista sobre la figura de Dios y lo que representa en nuestra sociedad. Os invitamos a conocer más a través de esta entrevista.
Formato: 150 x 230
Colección: Ensayo 2000
Autor: Pedro Rodríguez Muñoz
Háblanos un poco
de ti.
Bueno, tengo 63
años por lo que mi vida no es corta. Pero bien, nací en Figueres, hijo de
padres andaluces que no fueron nunca a la escuela; aun así mi padre aprendió a
leer y escribir, gracias a unas monjitas que lo cuidaron cuando estuvo
ingresado, solo, más de un año en un hospital en Sevilla. Digo esto por que de
él heredé la pasión por la lectura. Estudié medicina con mucho esfuerzo por su
parte y disfruté de becas de estudio. He trabajado en mil cosas (manobra,
camarero, electricista, pegando carteles y un largo etc.). Ejerzo la medicina y
he escrito desde muy joven, especialmente poesía, pero siempre de una forma
íntima y no me he prodigado en ambientes literarios. Me gusta correr, el
flamenco “jondo” y, aunque suene algo presuntuoso, estar solo y aburrirme.
¿Qué podremos encontrar entre las páginas
Parlo, Teo?
Este libro es el resultado de una búsqueda personal frente a las eternas
preguntas que nos hacemos todos alguna vez (Dios, universo, vida...). En él analizo
el pensamiento de varios filósofos, argumentos de teólogos, científicos y otros
pensadores, en un intento de conocer qué dicen ellos y confontrarlos con mis
propios pensamientos y opiniones. Mantengo una actitud abierta, pero desde
luego crítica, frente a su sabiduría pues, no siendo un tozudo impenintente,
tampoco me convenzo facilmente.
¿En qué ingrediente reside la fuerza de este
libro?
Creo que he conseguido hablar de temas profundos
y sesudos de una forma coloquial y sencilla. Uso un lenguaje conversacional,
sin demasiados tecnicismos y muy asequible para lectores no duchos en los temas
que trato. Honestamente, pienso que es un ensayo de lectura ágil y, perdonad la
inmodestia, entretenida.
¿Qué quieres
transmitir a través de este libro?
Básicamente cómo
ha sido esa búsqueda que antes he mencionado. Puede ser útil para mucha gente
el barajar los pensamientos de los sabios y disponer de argumentos pro y contra
de los temas tratados. Eso ayuda, me ayuda, a alcanzar algunas conclusiones y
yo, desde luego, expongo las mías y mis múltiples dudas. No pretendo tener la
verdad, pero sí mostrar que mis opiniones no son gratuitas e intento dar pie a
que cada uno pueda argumentar las suyas.
¿Cómo describirías tu trayectoria de
escritor desde la primera publicación hasta esta última?
Bueno, yo no soy un escritor profesional ni mucho menos. Tengo alguna
cosa publicada y algún premio en poesía, pero con una repercusión prácticamente
nula. Escribo de una forma inconstante y muy para mí mismo. De hecho, este
ensayo no se inició con la intención de escribir un libro. Eran lecturas y
notas que yo apuntaba para mi reflexión personal, pero acabé notando que, al
final, podían ser ordenadas y formar algo coherente y estructurado. Inicié
esta, digamos, ordenación cuando pude disponer de más tiempo en mi trabajo y
también impulsado, en parte, por el fallecimiento de mis padres en un lapso de
dos años el uno del otro y por el nacimiento de mis nietos en esos mismos años.
¿Cuál fue el
último libro que leíste? ¿Por qué lo elegiste?
El ultimísimo ha
sido la novela “Sostiene Pereira” de Antonio Tabucchi y lo elegí precisamente
porque escuché en un vídeo del gran divulgador de la filosofía, Darín Mc Nab,
que él lo estaba leyendo, simplemente. Como penúltimos, he leído “Oficio de difuntos”
de Arturo Uslar Pietri y una antología poetica de Kavafis (he de confesar que,
aunque pueda, más o menos escribirla, leo poca poesía). Suelo ser bastante
“clasicote” en mis lecturas y leo poca literatura contemporánea, más por
ignorancia que por otra cosa.
Y ahora qué, ¿algún nuevo proyecto?
Pues no tengo en mente nada concreto. Como dije, soy muy inconstante.
Escribo poemas cuando me da un “ramalazo”, y soy entonces, capaz de escribir un
volumen en pocos días, de forma muy espontánea y automática, aunque luego me
paso mucho más tiempo repasando, arreglando y corrigiendo lo que he escrito. No
escribo novelas y, en cuanto a ensayos, este es el primero que hago (si
obviamos temas de medicina y textos escritos para mis alumnos (he sido profesor
de anatomía muchos años)). En fin, que no puedo hablar de proyecto literario
claro a corto o medio plazo.
¿Recuerdas
el primer libro que leíste? ¿Y la primera historia que escribiste?
Bueno, yo
de crío leía sobre todo tebeos (el Jabato, Capitán Trueno, Hazañas Bélicas,
TBO…, y todo lo de Bruguera). El primer libro “de letra” que leí fue “Miguel
Strogoff” de Julio Verne. Me impactó tanto que aún recuerdo perfectamente el
nombre de sus personajes (Nadia, Feofar Khan, Iván Ogaref, Marfa Strogoff…).
En cuanto
a mis escritos, ya desde niño escribía poemillas, que se han perdido; pero lo
primero “serio” que escribí, a mis 14 años, fue una obra de teatro ¡en verso!
para ser representada en mi colegio en fin de curso y que se titulaba “Quijote
75”. Se trataba de un adolescente que se vuelve loco leyendo historias de
Spiderman. (como veis, un Quijote modernillo). Nunca se representó y creo que,
si busco, aún podría encontrar el texto entre mis papeles:
Miguel,
el colegio no me gusta,
hay
más ciencias cada día,
mas no
llegará el estudio
de
Spidermanología. 😊
¿Alguna
manía a la hora de escribir y leer? ¿Y tu sitio y momento favorito para
hacerlo?
Nada
especial, o mucho según se mire, porque, cuando me viene algo o leo algo,
escribo a mano en cualquier papel que luego meto en mi bolsillo. Evidentemente,
en mi casa, tengo mi mesa donde la cosa se estabiliza y sedimenta. ¡Ah! y
escribo también en la cama. Soy bastante “ave nocturna” en escribir, leer y
estudiar.
Comentarios
Publicar un comentario