Entrevista a Francisco Javier Rodríguez Buil, autor del libro Homo viator

 

Francisco Javier Rodríguez Buil

Francisco Javier Rodríguez Buil es un escritor madrileño, catedrático de Filosofía en uno de los institutos históricos de la capital, el Cervantes. Además de esta obra, es autor del ensayo Antropología de la alienación según la filosofía del sujeto de Paul Ricoeur, y ha publicado artículos filosóficos en las revistas PaideiaEl Ingenioso Hidalgo y en el Bulletin de la Societé des Amis de Montaigne. Homo Viator es un ensayo filosófico donde podremos responder a preguntas como: ¿En qué podemos creer tras las críticas de la posmodernidad a la falta de fundamento de los saberes que creíamos sólidamente racionales? ¿Son las ciencias suficiente apoyo para vivir humanamente? ¿Es posible asumir la finitud sin desesperar ni buscar apoyo en algún absoluto? Os invitamos a conocer más a través de esta entrevista.


Homo viator

ISBN: 978-84-19748-42-3

Número de páginas: 264


Formato: 150 x 230


Colección: Ensayo 2000


Autor: Francisco Javier Rodríguel Buil


Sinopsis: ¿En qué podemos creer tras las críticas de la posmodernidad a la falta de fundamento de los saberes que creíamos sólidamente racionales? ¿Son las ciencias suficiente apoyo para vivir humanamente? ¿Es posible asumir la finitud sin desesperar ni buscar apoyo en algún absoluto? ¿Qué tareas se le imponen a la razón y al obrar humano desde la conciencia de la finitud y de nuestro psiquismo lingüístico y narrativo? ¿Qué podemos aprender del análisis antropológico de los relatos que universalmente elaboramos? ¿Es el transhumanismo que viene y promete mejorarnos una nueva época de progreso que permitirá superar nuestra radical finitud? Esta obra es una reflexión sobre lo humano en la sociedad de la incertidumbre, que vive en la contradicción de ser a la vez moderna y posmoderna. Describe la situación de nuestras creencias tras la posmodernidad, explica el carácter narrativo e interpretativo de nuestro psiquismo, y confronta esa filosofía de la finitud asumida de un modo laico con la actual corriente Transhumanista. Homo viator alude a la idea de los humanos como eternos peregrinos que buscan y construyen el sentido global de la realidad en relatos, que nunca son definitivos pero fundamentan nuestra identidad personal y grupal.



Leer primeras páginas


Háblanos un poco de ti.

Soy una persona muy normal, familiar y amigo de mis amigos. Nací en Madrid, donde me formé, doctorándome en filosofía en la Universidad Complutense, y donde he desarrollado mi vida profesional, 37 años como profesor de filosofía en la enseñanza secundaria, todos ellos en el IES Cervantes.

Como intelectual, creo que me define la curiosidad por cualquier enigma intelectual, desde los tópicamente filosóficos a la astrofísica, la geopolítica, o los vaivenes de la economía mundial, si bien a todo siempre le busco el lado antropológico. Creo que comprender algo, lo que sea, es un modo de comprenderme a mí mismo y a mi mundo significativo en ello.

Puedo decir que tengo una buena formación en los autores clásicos de la historia de la filosofía, pero siempre he intentado estar al día de las novedades científicas y abierto a los autores que me parecen interesantes de mi presente.

 

¿Qué podemos encontrar en las páginas de Homo viator?

Es ante todo un libro de antropología filosófica. Una de las vivencias que lo ponen en marcha es la de nuestra fragilidad, vulnerabilidad y finitud. El subtítulo «La condición humana de la posmodernidad al transhumanismo», indica que es una reflexión desde la filosofía que culmina en la denominada posmodernidad, asunción máxima de la finitud humana, hasta los actuales desarrollos del Transhumanismo, que prometen superarla tecnológicamente.

El lector que se acerque a estas páginas encontrará una explicación de qué son la Modernidad, la Posmodernidad y el Transhumanismo, junto a una reflexión antropológica sobre el carácter narrativo de nuestro psiquismo. Encontrará un decálogo de creencias sobre la condición humana entendida como la de un eterno peregrino en busca de un sentido, eso es lo que significa Homo viator, un sentido que necesitamos para sostenernos pero que hoy sabemos que es obra nuestra, y como tal es un sentido finito y falible, elaboración de un relato global del que no podemos prescindir pero hoy sabemos que nunca podremos alcanzar de modo definitivo.

 

 ¿En qué ingredientes reside la fuerza de este libro?

Creo que hay más de un aspecto de interés en las tres partes en las que se divide el ensayo.

En la primera parte analizo cómo somos los humanos de la actual sociedad de la incertidumbre, caracterizada porque somos a la vez modernos y posmodernos, porque tenemos que conjugar la razón científica que sólo describe hechos y la razón narrativa que interpreta el sentido de lo humano; tenemos que conjugar el exceso de datos sin comprensión que nos rodea, con los múltiples relatos parciales y la ausencia de un único relato legitimador universalmente válido, del que no podemos ni debemos prescindir, pero cuya ausencia de fundamento último debiera hacernos más tolerantes en vez de más dogmáticos y fanáticos.

La segunda parte fundamenta el carácter lingüístico y narrativo del psiquismo humano, que nos permite vivenciar el tiempo y nos ofrece una identidad, para buscar a continuación lo que nos dicen de lo humano los distintos tipos de relatos que elaboramos.

La tercera parte, finalmente, ofrece una descripción de la nueva teoría transhumanista para poder confrontarla con la citada filosofía de la finitud.


¿Qué quieres transmitir a través de este libro?

La posmodernidad implica la renuncia a los absolutos fundantes y posibilita, a mi juicio, una asunción por fin adulta de nuestra finitud. Intento transmitir la idea de que esa condición de buscadores eternos de un sentido que nosotros mismos elaboramos, no implica ni el nihilismo, ni la desesperación, pero tampoco el todo vale, pues ni todas las elecciones, ni todas las acciones, ni todos los conocimientos valen igual. El humano del Antropoceno, el Homo viator, está igualmente obligado a actuar y decidir de acuerdo a valores socialmente consensuados, aunque sepa que los códigos por los que decida guiarse no son ni eternos, ni constituyen verdades absolutas.

Quisiera transmitir la idea de que es posible una espiritualidad laica, que renuncia a los absolutos, asume la insoslayable finitud y opta por una búsqueda hermenéutica de un horizonte global de sentido que nos permita orientarnos en la convivencia.

 

 ¿Cómo describirías tu trayectoria de escritor desde la primera publicación a esta última?

 

Desde mi primera publicación, un ensayo titulado Antropología de la alienación, no he dejado de reflexionar sobre la condición humana y de intentar comprender nuestro presente. Mi formación es filosófica y científica, y me ha tocado vivir en un momento en el que las ciencias y la tecnología dominan tanto el ámbito de los saberes como el político y el social. En este contexto, me ha interesado siempre la cuestión de si las ciencias son suficiente apoyo para vivir humanamente, y una de mis constantes, que reaparece en mi último ensayo, es la reflexión sobre qué podemos creer ahora que sabemos la falta de fundamento de los saberes e ideologías que creíamos sólidamente racionales.

 

 ¿Cuál fue el último libro que leíste? ¿Por qué lo elegiste?

Pues el último ha sido La construcción del Yo, el ensayo de Anil Seth sobre la neurociencia de la conciencia. El tema me interesa tanto desde la filosofía de la identidad como desde los descubrimientos científicos sobre los distintos estados de conciencia, y especialmente me atraía la opinión de Seth de que lo que llamamos realidad es sólo una alucinación controlada, una ilusión útil de nuestro cerebro, y de que la conciencia depende de los cuerpos biológicos en los que los cerebros se encuentran, y no puede ser sin más reducida a funciones de procesamiento de la información que pueda reproducir un ordenador.

 

  Y ahora qué, ¿algún nuevo proyecto?

En realidad, no he parado de escribir. Estoy redactando unos breves ensayos de iniciación a diversos temas de actualidad desde una óptica filosófica, una colección que he llamado Píldoras de filosofía, y de la que ya he autopublicado siete números y ahora estoy con el octavo.

Creo que la jubilación es un excelente momento para poner orden en las propias ideas y compartirlas con los demás.


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