Entrevista a Manuel Fresno, autor del libro El calígrafo de Lodz

 

Manuel Fresno es un escritor madrileño, además de interventor-auditor del Estado, economista y directivo de la empresa pública ADIF.  Ha participado en los libros de relatos Tengo algo que decirte (2018), Una casa en ruinas (2020) y Cosas que hacer cuando me dejes (2022). El calígrafo de Lodz es su primera novela, donde a través de los ojos del pequeño Oskar nos sumerge en la vida de los guetos de la Alemania y Polonia de la Segunda Guerra Mundial.  Os invitamos a conocer más a través de esta entrevista.

ISBN: 978-84-19748-10-2

Número de páginas: 454

Formato: 150 x 230

Colección: Adarve

Autor: Manuel Fresno

Sinopsis: Jerusalén. Año 70 d.C. Judea Capta. Las legiones de Tito destruyen el Templo de Salomón y dejan la ciudad reducida a cenizas. La diáspora ha comenzado… Dos mil años después, el noviazgo de dos estudiantes judíos en la Universidad de Standford sirve para conocer la historia de sus abuelos: Oskar y Karl, y cómo ambos tratan de rehacer sus vidas de los horrores del cautiverio nazi y el asesinato de sus seres queridos. Pero el que ignora su pasado está condenado a repetirlo, y con la ayuda de Esther, testigo de lo que sucedió, Oskar lucha por mantener vivo el recuerdo de sus padres y de su hermano Samuel. A través de su mirada, el relato nos sumerge en la Noche de los Cristales Rotos, en el Múnich de 1938; la invasión de Polonia; la vida en los guetos de Lodz y Varsovia; el controvertido papel de la Policía Judía y los Judenräte; el campo de concentración de Dachau, en Baviera; la llegada de refugiados a México…; así como los esfuerzos de un puñado de colonos para la creación del Estado de Israel. En definitiva, la batalla por la vida a la luz de los ojos de un niño que observa, sin entender, cómo el mundo se desmorona a su alrededor.

Leer primeras páginas

¿Qué podremos encontrar entre las páginas El calígrafo de Lozd?

Como en toda novela histórica vamos a encontrar hechos conocidos, en este caso dramáticos, abominables, pero también una historia de esperanza y superación, con escenas que arrancarán la ternura y la sonrisa del lector. Parte de la trama, eso sí, se basa en pasajes menos difundidos y sobre los que he tenido que investigar, como el papel del “Servicio de Orden” dentro de los guetos y de los “Judenrat”, los Consejos Judíos, encargados no solo de organizar la vida dentro de aquellas gigantescas prisiones sino de seleccionar, de entre sus propios compatriotas, a los que debían ser entregados a los alemanes.

 

¿En qué ingrediente reside la fuerza de este libro?

Al ser algo que escapa a la comprensión humana, la fuerza y el interés que despierta el Holocausto nunca deja de ser de actualidad. En estos años, incluso vemos un nuevo resurgir en literatura, cine y plataformas. La originalidad de “El Calígrafo de Lodz” consiste en que se narra la historia de un niño, Oskar Stein, que tiene ocho años en la Kristallnacht, la Noche de los Cristales Rotos. Él es muniqués, pero se ve obligado a emigrar junto a su familia desde Baviera a Varsovia, y desde ahí a Lodz. Obligado a colaborar con los alemanes y a transcribir pacientemente en un registro el nombre de los condenados, el libro es la historia de su familia y de los que lo rodean visto desde sus ojos.

 

¿Qué quieres transmitir a través de este libro?

Mi objetivo ha sido narrar de manera amena, pero rigurosa, la importancia de luchar contra la desmemoria, por mucho que cueste y por mucho que sea más fácil mirar a otro lado. Aunque sea una obra de ficción, ese es el mensaje de fondo: pese a los años de distancia ni a las voces interesadas, no banalizar lo que pasó ni caer en peligrosos convencionalismos.

 

¿Cómo describirías tu trayectoria de escritor desde la primera publicación hasta esta última?

Aunque siempre he sido aficionado a la lectura y a la historia contemporánea, mi trayectoria profesional me ha llevado por otros caminos. Desde hace unos años he retomado la “adicción” literaria que me inculcaron en casa y he colaborado en varios libros de relatos de la fundación FIDE: “Tengo algo que decirte”, en 2018, “Una casa en ruinas”, en 2020, y “Cosas que hacer cuando me dejes”, en 2022. Y ello junto a escritores de primer nivel con los que ha sido un orgullo colaborar, como Lorenzo Silva, Antonio Colinas, Zoé Valdes, Teresa Viejo, Amelia Noguera o Mario Garcés.

Haber conseguido el segundo premio en el Certamen BerjArte 2021 con “El Calígrafo de Lodz” fue también un espaldarazo para mí. Al recoger el galardón y escuchar las críticas entusiastas del jurado entendí que era una historia que merecía ser publicada.

 

¿Cuál fue el último libro que leíste? ¿Por qué lo elegiste?

Aunque suelo decantarme por novela histórica, mis gustos abarcan otro tipo de géneros, especialmente aquellos que se centran en la psicología más íntima de los personajes. En el primer grupo, mis últimas lecturas han sido “La sombra del impostor”, de Alberto Caliani, “Nadie lo sabe”, de Tony Gratacós y “Roma soy yo”, de Santiago Posteguillo. Entre las obras más clásicas que he releído los últimos meses puedo citar “Nada”, de Carmen Laforet, “Buenos días tristeza”, de Francoise Sagan, “Los renglones torcidos de Dios”, de Luca de Tena, y “Tokio Blues”, de Murakami. Al margen de mi labor como autor, tengo un blog de reseñas literarias en mi cuenta de Instagram: @manuel_fresno

 

Y ahora qué, ¿algún nuevo proyecto?

En realidad, sí. Acabo de finalizar un thriller de amor, celos, asesinatos e intriga en el marco de la Marcha Verde, en 1975, pocos meses antes de la muerte de Franco. Es la historia de un militar, un “meharista” de los Grupos Nómadas del Sáhara que se enamora perdidamente de una saharaui de la tribu Erguibat. Además de por la actualidad debido a las crisis de Marruecos y el suministro de gas argelino, el contexto histórico ha sido poco tratado desde el punto de vista de la ficción y estoy seguro de que despertará el interés de los lectores.