Entrevista a Mario Miguel Ojeda, autor del libro Densidades deducidas

 

Mario Miguel Ojeda

Mario Miguel Ojeda es un escritor mexicano, profesor e investigador universitario radicado en Veracruz, México. En 2022 aparece Lo que podemos contar, su primer libro, publicado también por Adarve. En Densidades deducidas da un paso decisivo en el camino hacia su madurez creativa.Os invitamos a conocer más a través de esta entrevista.


Densidades deducidas
ISBN: 978-84-19748-62-1

Número de páginas: 316


Formato: 150 x 230


Colección: Adarve


Autor: Mario Miguel Ojeda

 

Sinopsis: La intensidad en el espacio y el tiempo se puede entender como la «densidad de los eventos». Dado que la memoria personal y colectiva es imperfecta y las historias deben —antes que contarse— entenderse, esta novela se propone hacerlo a partir de las «densidades deducidas». En este tenor, la escritura se concibe como un mecanismo para la reconstrucción de las vidas, de la intensidad de los eventos: de lo pasado —de lo que pasó y de lo que no pasó—, de algunas de las historias personales y colectivas de la región de Veracruz y de México. Así, en un periplo por dos generaciones, entre viajes a ciudades de Francia, España y Alemania, se narra el devenir de dos primos carnales que, condicionados por sus pasiones, logran mantener sus convicciones y llevarlas hasta las últimas consecuencias. El telón de fondo es la historia política de las últimas décadas del milenio de un México que vive en la última fase de un sistema político con un partido hegemónico.




Háblanos un poco de ti.

Por el momento sigo siendo, fundamentalmente, un académico universitario que ha decidido incursionar en la escritura de literatura. Desde que apareció  “Lo que podemos contar”, mi primera novela, he estado tomándome más tiempo para mis trabajos de escritura creativa. Para entrar en un periodo de reflexión, después del regocijo de ver que mi novela estaba circulando, lo primero que hice fue revisar mis archivos; me encontré varias piezas de narrativa breve. No pude evitar repasarlas y , en cierta medida, reescribirlas; esto me hizo sumergirme en mis recuerdos e identificar las motivaciones que tuve cuando las concebí y redacté por primera vez. Fue como ir a mis orígenes en relación con la escritura. Con este ejercicio me he logrado explicar, en alguna forma, muchas de mis obsesiones temáticas; podría decir que me he identificado con alguien que es el autor que quiero ser: el que siempre he querido ser. Analizando serenamente los resultados de esta introspección, creo que tengo claro que estoy ante una empresa muy demandante, y que deberé reorganizarme; o más bien, organizarme para poder afrontarla.

Antes —en otra entrevista— había dicho que al verme en el pasado, mientras leía y escribía, me decía que me estaba preparando para ser escritor —asumiendo que el hecho de que apareciera mi primera novela ya me hacía escritor—; ahora me doy cuenta que no, que aún me sigo preparando. En este sentido, quiero decir que me siento más seguro de que estoy dando pasos en un camino, pero que cada paso sólo me irá dando más confianza. En este marco, espero que las cosas sucedan —confío en un plan supremo— y tendré denuedo para merecer lo que me toca.

  

¿Qué podremos encontrar entre las páginas Densidades deducidas?

Esta novela es, en primera instancia, un homenaje a la literatura; porque creo que la literatura me ha dado tanto, que es lo menos que me merece: mi homenaje. Es, entonces, una novela que habla de la literatura, y trata de todo lo que concebí que podía articular en un trabajo narrativo en el que me puse un reto: generar un entramado para que mis lectoras y lectores puedan dialogar: dialogar —sobre todo— consigo mismos.  Trata de un tema que considero central en la vida: las circunstancias y las decisiones, y es una versión de cómo las pasiones humanas generan los aderezos que hacen que los eventos se vuelvan densos y que marquen rumbos, tracen rutas y definan puertos. Creo que todos nos preguntamos hacia dónde vamos, adónde queremos ir, cómo llegamos aquí, para qué estamos aquí, qué se espera de mí, qué espero yo de mí, etc. En cierta medida, “Densidades deducidas” es una provocación para pensar sobre estas y otras preguntas relacionadas.

En la trama aparecen, como telón de fondo, mi región —Veracruz— y mi país —México—, pero también Francia, España y Alemania: muchos lugares, acontecimientos, personajes, y mi versión de la historia política mexicana de fin de milenio.

Es también una novela en la que mis personajes buscan – y eso quisiera—  tener la capacidad de ser aceptados, no importa cómo sean; en ese sentido, se trata de que mi prosa logre la empatía, la comprensión; sé que esto es difícil en algunos casos, pero es lo que intenté. El reto fue probarme como narrador; ya cada quien dirá si lo logré.

Quise que “Densidades deducidas” fuera, en primera instancia, como un bosque, un bosque denso: muchos escenarios, muchas historias, muchos eventos, muchas pasiones. Espero que el lector o lectora –quien se decida a entrar— se sienta llevado por parajes, expuesto a intensidades, a ir por tránsitos y —a final de cuentas— arribar a destinos.

 

¿En qué ingrediente reside la fuerza de este libro?

La fuerza del libro está en la narración, como decía; quise, con la capacidad de las construcciones del lenguaje poder llevar a mis lectoras y lectores por un trayecto donde los acontecimientos se hacen “densos”, —podría decirse intensos—, y que —ellas y ellos— puedan vivirlos acorde a sus propias vivencias, experiencias, recuerdos, ideas, etc. Los temas que me ocuparon en esta ficción podrán también ser “deducidos” por quien los transite a través de la lectura. Quisiera pensar que logré una verosimilitud que, junto con la tensión de los eventos y acontecimientos, hará que quien inicie quiera seguir leyendo. Por otro lado, pienso que si algún merito tiene este libro, es que se pensó mucho para estar bien hecho. En este sentido debo recordar que mi primera novela surgió con mucha espontaneidad; esta segunda se diseñó en su estructura y se fue haciendo conforme a un plan; bueno —tengo que acotarlo—, a final de cuentas un plan adaptivo: porque hay cosas que fueron surgiendo conforme escribía.

En fin, quise hacer literatura; por supuesto, como yo la entiendo.

 

¿Qué quieres transmitir a través de este libro?

Dos cosas, básicamente: (1) que hay muchas circunstancias que nos definen, pero así mismo muchas decisiones; así, las causas y los azares van tejiendo la historia, la historia de los personajes, y también la historia de las comunidades; la novela es un tejido basado en esta idea; y (2) que la literatura es una forma de existir, en esta gran ficción, que a veces la llamamos vida, y que la construcción del devenir se hace con la memoria, una capacidad muy limitada para recordar, y más bien una capacidad para trazar el devenir inmediato; por eso en esta novela, a falta de precisiones memorísticas, las “densidades son deducidas”.

 

¿Cómo describirías tu trayectoria de escritor desde la primera publicación hasta esta última?

Han sido unos años muy intensos, llenos de gratitud, en los que he podido dar pasos, pequeños pasos —de hecho sólo dos novelas y tres proyectos—, en el camino que me he dado como autor de literatura. Dicho esto, no tengo más trayectoria, me veo aún en ciernes.

 

¿Cuál fue el último libro que leíste? ¿Por qué lo elegiste?

“Para no volver”, de Esther Tusquets; tenía ganas de leer a esta autora y me topé con esta novela, que una vez supe de qué iba, me atrapó, sobre todo por la trama intimista; así, rápido, ya estaba en esa atmósfera angustiosa. La leí también porque desde las primeras páginas me atrajo la forma de escritura, entreverada, podría decir “poco fluida”, que a su vez genera una intensidad que logra impregnar las sensaciones que la trama produce. En fin, puedo decir que me gustó la experiencia.

 

Y ahora qué, ¿algún nuevo proyecto?

Como decía, tengo tres proyectos, uno casi acabado, el de las narraciones breves, y los otros dos que están concebidos como “de largo aliento”; es decir, necesitaré tiempo y condiciones —sobre todo lo primero— para acometerlos como quiero. Bueno, ya estoy encomendado, y confío.


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