Entrevista a José Antonio Martín Acosta, autor del libro El zurinauta

 

José Antonio Martín Acosta

José Antonio Martín Acosta es un escritor vizcaíno y autor de obras como: Sonrisa diagonal con posdata (Ed. Cardeñoso, 1996), Triste afán de la locura (Ed. Cardeñoso, 2001), Vivir soñando (2004) y Años maduros (Centro de Estudios Poéticos, 2010), Antología poética del grupo Poetas en Mayo (2020), como participante. También novelas como Eguzkilore, de diosas y hombres (Ed. Arte Activo, 2015), Entropía (Ed. Arte Activo, 2016), Ensayo sobre la violencia. Manual de instrucciones del perfecto psicópata (2021), entre otras. El zurinauta es un viaje desde las entrañas de la tierra hasta lo más profundo de los valles; porque el amor es ese viaje y lo que media entre la ausencia y la llegada. Os invitamos a conocer más a través de esta entrevista.


El zurinauta
ISBN: 978-84-19899-06-4

Número de páginas: 84


Formato: 150 x 230


Colección: Verso y color


Autor: Jose Antonio Martín Acosta


Sinopsis:  Valgan las palabras del poeta y pintor Juan Manuel Uría, prologuista de este libro, para darle la bienvenida a quien se aventure por el poemario que tiene entre manos. Decía Juan Ramón Jiménez que «solo la poesía y el amor justifican una vida, siendo su búsqueda el destino del héroe». «A la belleza vamos», dice aquí nuestro héroe, el Zurinauta, que, tal Ulises, cruza un mar proceloso de emociones, sentimientos, imágenes, de olas en forma de metáfora rompiente… para hallar a su Penélope, para regresar a los brazos de su diosa, de Inanna, su amor eterno, amour fou, amor loco de los surrealistas, convulsivo, pues no hay o no es posible otro amor, porque es en ese amor y solo en ese amor donde se cumple la realidad absolutamente, esa realidad otra extensa, completa, toda, que habitualmente nos pasa desapercibida. Este libro no es más que un recorrido por el mundo mágico de la ausencia. Un viaje desde las entrañas de la tierra hasta lo más profundo de los valles; porque el amor es ese viaje y lo que media entre la ausencia y la llegada.




Háblanos un poco de ti.

Creo que todo lo que hay que saber de mí está en mis versos. Es más, creo que únicamente mis versos son capaces de decir quién soy pero como vivimos en un mundo donde todos hemos de decir quién somos, a qué nos dedicamos y qué esperamos de la vida diré que soy un trapagarandarra felizmente casado con la mujer más maravillosa del mundo, que vive en Karrantza y que después de haber estudiado Magisterio, Historia y Biblioteconomía ha acabado dirigiendo un periódico digital, El Común, con el que espera dar voz a los sin voz.

El Zurinauta es mi decimoctavo libro y el más personal de todos. He escrito cuatro novelas aunque donde me encuentro más cómodo es en la poesía porque desde hace más de treinta años es la que me somete a su influencia. No tengo más remedio que escribir, es casi inevitable. No hay más alternativa porque existe una fuerza extraña que me somete a su éxtasis, a su influjo, a su condición. Es ese intento constante de reparar la gran “desgarradura” de la vida mediante el arte más alto al que pueda aspirar un ser humano, la poesía. 

 

¿Qué podremos encontrar entre las páginas El zurinauta?

Se trata de un largo poema escrito en siete cantos mediante el uso del diálogo. No es más que la descripción de la ausencia del amante y todo lo que ello produce en El Zurinauta, el amante; y en Inanna, la amante. El deseo del encuentro, el vacío existencial que provoca la soledad y la búsqueda de un amor más allá de los límites son las señas de identidad del poemario.

 

¿En qué ingrediente reside la fuerza de este libro?

En la pasión amorosa, en la energía del futuro encuentro amoroso y en algo que creo fundamental en este libro, la igualdad real entre mujeres y hombres. Durante demasiado tiempo los poetas hemos glorificado a las mujeres deshumanizándolas y convirtiéndolas en la otredad, un ente sin vida propia, sin independencia, sin protagonismo más allá de su belleza o de su perfección. En este libro trato de revertir eso ya que la protagonista, Inanna, es quien busca a su amante perdido. Ella es la creadora del mundo, como no puede ser de otra manera, porque el amor existe cuando es nombrado y ella es la portadora de ese gran secreto. El uso del diálogo tiene también ese fin, ella desea igual que él, ella necesita del amor lo mismo que él, ella es capaz de hacer lo imposible por encontrarse con su amado, pregunta, busca y encuentra.

 

¿Qué quieres transmitir a través de este libro?

Verdad. Todos los poemas fueron escritos en esa situación que describen. Cada vez que mi mujer o yo teníamos que realizar un viaje de trabajo o en cualquier circunstancia especial o no, cumpleaños, aniversarios, fiestas o simplemente que necesitaba escribir lo que sentía por ella, yo le escribía uno o varios poemas y se los leía. Esa constante declaración amorosa realizada al cabo de los años me llevó a plantearme juntar algunos de esos poemas y crear una historia alrededor donde el lector pudiera encontrar la verdad de dos personas que se aman profundamente, se encuentran, se desean y son capaces de juntar sus soledades para seguir residiendo en su paraíso particular. El lector va encontrar la verdad de dos personas. Amor. Solo amor.

 

¿Cómo describirías tu trayectoria de escritor desde la primera publicación hasta esta última?

Como una búsqueda del estilo propio, una búsqueda de tu propia voz, esa que llevamos todos tan dentro que, a veces, es difícil de sacar. Suele estar enterrada por aquello que esperan de ti, por el peso de las convenciones sociales, por la historia de tu condición de hombre, por el relativismo posmoderno que nos ata, por mil caretas abstractas y deformes, por las mentiras que nos hacemos a nosotros mismos, por todos los sueños que han tenido que dormir el sueño de los justos, por el olvido y la traición de uno mismo. Encontrar la puerta abierta de par en par de aquello que eres y representas es tarea para toda una vida. No sé si lo he logrado pero en ello estoy.

 

¿Cuál fue el último libro que leíste? ¿Por qué lo elegiste?

El Jugador” de Dostoyevski. Lo elegí porque creo que se está iniciando un camino muy peligroso cuando existe un boicot a todo lo ruso. Se han cancelado conciertos, ballets, exposiciones, se ha descalificado a deportistas solo porque son rusos y estamos asistiendo a la cultura de la cancelación. Me parece muy peligroso. Cualquiera puede tener su punto de vista sobre lo que está sucediendo en nuestros días pero nunca había visto un hecho como lo que está sucediendo contra la cultura rusa. Una de las más maravillosas de la historia humana. No lo vi antes cuando USA invadió Irak con mentiras, ni cuando Alemania nos machacaba con recortes terribles y el envío de los hombres de negro, ni siquiera lo vi contra el Reino Unido que posee una colonia en territorio español, por ejemplo, pero lo estoy viendo ahora contra Rusia y como no me gusta voy a dedicar los próximos meses a empaparme de su cultura y a leer a Dostoyevski, a Tolstoi, a Pushkin y a todo lo que encuentre con origen en Rusia porque no me guata que me prohíban nada ni que traten de manipularme.

 

Y ahora qué, ¿algún nuevo proyecto?

Estoy escribiendo dos novelas, la continuación de “Neanderworld” y otra novela de fantasía que están ahí desde hace unos meses y que voy dedicando tiempo de vez en cuando. Seguro que serán proyectos a largo plazo porque lo que más escribo es poesía. Mucha poesía social porque estamos en uno de esos momentos de la historia en la que lo viejo no acaba de irse y lo nuevo no termina de llegar. Son momentos propicios para el desfile de los monstruos y por eso es tan necesaria la poesía porque nos ayuda a entender el mundo, un mundo que está olvidando el arte, las humanidades, la historia, la música e incluso la ciencia misma. La poesía deja al descubierto las vulnerabilidades del ser humano, le quita las caretas, sustrae la coraza que nos ponen nada más nacer para que nada nos dañe y así parezcamos otra cosa que no es un ser humano. La poesía desarrolla la empatía, ponerse en lugar de otro para que podamos entendernos. Creo, realmente, que de ahí vienen casi todos los problemas, en esa incomprensión y en ese afán de competitividad. Somos seres humanos y los seres humanos son y han sido siempre cooperativos. La poesía desarrolla la creatividad. Hacer nacer de la nada cualquier cosa es un acto más cercano a lo divino que a lo humano y en el arte eso es más cierto que en cualquier otra circunstancia. Creo que una condición indispensable para que cualquier arte sea considerado arte es que tiene que tener poesía, si carece de poesía puede ser agradable a los ojos pero nunca bello, puede ser útil pero no trascendente, puede ser cierto pero nunca auténtico. Por último creo que la poesía repara el mundo caótico, violento, individualista, despiadado, al dar un valor a lo humano, un valor emocional, consistente, práctico por lo inútil, necesario por ello mismo porque el mundo sin poesía sería insoportable.


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