Entrevista a Andy L. Escandon, autor del libro Dos rosas, una revolución
Andy L. Escandon es un escritor cubano, residente en Madrid. Ha desarrollado otros géneros como el guion, el relato corto y la novela, siendo la narrativa la que le ha ocupado el mayor tiempo. Sus estudios sobre la Revolución en Cuba —la supuesta búsqueda de la igualdad y de la mujer como su epicentro—, han dado como resultado Dos rosas, una revolución. Os invitamos a conocer más a través de esta entrevista.
Número de páginas: 212
Formato: 150 x 230
Colección: Adarve
Autor: Andy L. Escandón
Háblanos un poco
de ti.
Estudié en la Universidad de las Artes en
La Habana, Cuba, en el perfil teatral de dramaturgia. Recuerdo haber entrado a
la carrera sin tener ni idea de qué era aquello, pero me había dicho que era lo
más parecido en el país a una carrera de escritor -que era a lo que aspiraba
desde los quince años-. A pesar de no terminar la carrera, reconozco que
adquirí en ella muchas herramientas escriturales que me han servido de mucho,
tanto desde el punto de vista de escritor como de lector.
Irónicamente, recuerdo que mi etapa más
ardua de lectura en mi vida fue justo al salir de la Universidad. Tuve la
suerte de conseguir un trabajo que me ocupaba muy poco tiempo y el resto del
día lo dedicaba a leer en la mañana y a escribir en las tardes. De ahí salieron
ideas y proyectos que en algún momento verán la luz, o no. Da igual. Lo
importante es nutrirse y producir letras, siempre y cuando ello nos produzca
placer. Hoy en día no me concibo sin dos cosas: un libro y un proyecto de
escritura.
¿Qué podremos encontrar entre las páginas
Dos rosas, una revolución?
“Dos rosas, una revolución”
es la historia de mi abuela y mi madre. En un principio me llamaron la atención
los sucesos propiamente dichos de la historia de mi abuela. Mientras más me
hablaba de su vida, más interesante me parecía la fortaleza que tuvo para
derribar cada barrera que se le plantó exteriormente en la vida. Su historia lo
tiene todo: un personaje que nace en condiciones desfavorables, a merced de sus
circunstancias, pero incómoda con la situación; y así como hoja que se deja
llevar por el viento, pues va saliendo de lo que conoce hacia una mayor
incomodidad que a la vez supone un desenvolvimiento. ¿Qué pasa? Que esa hoja va
tomando conciencia de sí misma y se va empoderando, hasta no depender del
viento y tomar el impulso ella misma. Eso fue lo que hizo mi abuela, de forma
no premeditada. Pasó de ser una niña inocente campechana, presa de las
decisiones de la familia, la sociedad, su esposo, etcétera, a tomar las riendas
de su vida, a pesar de que esto significase una lucha constante. Las rebeliones
siempre traen costo interno.
Por el tiempo en
el que decidí plasmar la historia de mi abuela en letras, estuve a la vez dando
mis primeros pasos -digamos que “adentrándome”- en el concepto del feminismo y
su significado a nivel histórico y social. Empecé a descubrir lo que siempre
estuvo ahí: una relación estrecha, casi invisible, entre lo que había sido la
vida de mi abuela hasta el momento y la sociedad patriarcal en la que vivimos,
que a su vez guarda relación con el sistema político de Cuba, ya que en un
principio lo que el gobierno llama “revolución” llenó de promesas al sector
femenino, con una idea de la “nueva mujer revolucionaria” que era más bien otra
forma de yugo disfrazado de consignas patrióticas. Todo esto, en la historia,
está de trasfondo, pero es imprescindible para entender la sociedad cubana de
los años 60´s en adelante.
Hay una obra de
Ibsen que me encanta, “Un enemigo del pueblo”, en la cual el personaje, sin
desearlo del todo, se ve envuelto en una lucha social e interpersonal que le
cuesta la paz interna. “Dos rosas, una revolución” tiene algo en común con esta
magnífica obra: la lucha de un personaje contra el mundo. Rosa, la
protagonista, sin ser consciente de ello nació batallando. El lugar donde
nació, las condiciones en las que se creció, su familia…todos ellos son
factores que la atan a una realidad con la cual no está complacida. Y una vez
que decide crearse su propio mundo la sociedad y sus patrones preestablecidos
la empujan hacia el sitio que le ha sido otorgado como mujer cubana de la época.
Salirse de ahí es su mayor lucha, con tantos frentes de batalla como sea
posible imaginar en una sociedad doctrinal como es la sociedad cubana. Hasta la
magia, el mundo de lo real-maravilloso que inunda a Latinoamérica de forma tan
encantadora y a veces espeluznante, también se abre paso en esta historia como
elemento de doble filo que sirve tanto para salvar como para hundir las
esperanzas. Rosa es una mujer que no sabe casi nunca, en verdad, contra que
lucha. Pero sabe que está luchando. No le queda de otra. ¿Qué cambia esa idea?
Tener una hija. Es ahí cuando sus propósitos empiezan a cobrar forma. Los seres
humanos solemos encontrar el altruismo en el sacrificio por el otro. Así nos
han educado.
¿En qué ingrediente reside la fuerza de este
libro?
Hay dos elementos que me parecen fundamentales:
la realidad y la denuncia.
Truman Capote decía, parafraseándole, que para
lograr una buena historia a veces la realidad debía ser ficcionada, a fin de
que cobre más fuerza. En este libro las cosas que puedan parecer más ficticias
se pueden asimilar como posibles por el simple hecho de que sucedieron. Los
ajustes que he realizado son puramente a escala temporal para crear un vínculo
mayor entre la historia de mi abuela y el proceso revolucionario que se ha vivenciado
en Cuba. Esto nos lleva al segundo factor: la denuncia.
La revolución cubana trajo consigo un sueño del
cual muchas personas -y esto también incluye el ámbito internacional- se
sintieron, y sienten, defraudadas. Demasiadas promesas sin cumplir, demasiados
embustes para lograr un objetivo que tampoco se llegó a cumplir. Yo me baso
mucho en el aspecto de la mujer cubana porque me parece una de las mayores
mentiras. El trecho entre lo que se dijo que sería y lo que es hoy la mujer en
Cuba es amplísimo. Aún así, en la isla son pocas las personas que se han dado
cuenta de lo sucedido, y la mayoría, sin han tenido la posibilidad, están fuera
del país. La historia está centrada en el personaje, Rosa, sin embargo, no hay
personaje sin espacio que habitar, y este espacio no es más que un pueblo en
pleno inicio de reformación producto de una revolución política-social.
¿Qué quieres
transmitir a través de este libro?
La fortaleza de
la mujer como sector social que ha estado, y está, en constante lucha por
alcanzar hacerse de un terreno en el cual la dejen existir en paz. Sin más. A
pesar de que libro se basa en los años 60´s en Cuba, en el presente seguimos
padeciendo las mismas barreras que creemos que dejaron de existir, o que son
propias de años pasados. La trascendencia de esta historia se basa en su
actualidad, a pesar de estar ubicada en un tiempo ya pasado.
¿Cómo describirías tu trayectoria de
escritor desde tus comienzos hasta esta obra?
Tropezones para encontrarme a mí mismo como escritor; y aún sigo en ello.
La espiral evolutiva y dinámica de la que tanto se habla en historia y
filosofía. La búsqueda de la esencia propia, y el saber identificar que exige
cada obra de uno como escritor. La relación autor-obra lleva consigo un
diálogo, que puede parecer interno, pero no. Una vez que las letras son
plasmadas más allá de nuestra cabeza toman vida propia, y exigen una
comunicación, un diálogo visceral que, de no ser escuchado, puede caer en el
tedio de un proyecto sin fuerza de voluntad para ser llevado a cabo. Es lo más
parecido a una relación de pareja sana.
¿Cuál fue el
último libro que leíste? ¿Por qué lo elegiste?
Poemas de Jaime
Sabines. Tengo una relación con la poesía bastante extraña, ya que me es muy
difícil encontrar autores y poemas que me seduzcan de una manera simple y a la
vez encantadora. En ese sentido Sabines fue todo un maestro. Sus poemas parten
de la cotidianidad, con unas exposiciones de pensamientos tan íntimos, tan viscerales,
que es imposible no empatizar con su dolor y su alegría. Su forma técnica
parece simple, pero está compuesta de matices más variados de lo que aparenta.
Abelardo Estorino, un dramaturgo cubano, decía que se escribe sufriendo. Cada
escritor que escriba desde el más hondo sentir sabrá hacer valer sus palabras.
Y Sabines viene con esa grandeza de ser un poeta tan sencillo como profundo.
Y ahora qué, ¿algún nuevo proyecto?
Mi próxima
novela, se puede decir, que dista mucho de parecerse a la presente obra; tanto
en técnica, como en tipo de historia, como elementos escriturales… en todos los
sentidos. Hasta cierto punto podrían parecer dos obras de diferentes autores.
Está orientada hacia otro público también, por lo cual no me queda más que
esperar las disímiles reacciones en el momento de su publicación.
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