Entrevista a José Manuel Alonso Pérez, autor del libro Juegos de niños. Memorias de un frentepopulista des-convencido

 

José Manuel Alonso Pérez

José Manuel Alonso Pérez es un escritor burgalés, políticamente incorrecto y amigo desde edad temprana del arte, la naturaleza y los libros. Desde 2006 ha logrado varios galardones y en 2020, a modo de colofón, el objetivo de ver publicada su primera novela, Si la mano te escandaliza. Ahora nos presenta Juegos de niños. Memorias de un frentepopulista des-convencidouna obra que habla de esas cosas de la Historia de España que se ocultan a sabiendas para no contrariar ciertos intereses políticos. Os invitamos a conocer más a través de esta entrevista.


Juegos de niños
ISBN: 978-84-19899-64-4

Número de páginas: 106


Formato: 130 x 200


Colección: Biblioteca de Narrativa Breve


Autor: José Manuel Alonso Pérez


Sinopsis: Un misterioso individuo, identificado únicamente como jefe de cierta brigada republicana, cuenta lo sucedido durante una operación puesta a su cargo. Centra sus miras en los camaradas que le acompañan —agentes soviéticos, miembros de la NKVD—, en los componentes de la familia que «visitan» y en algunos detalles de su propia vida. Todo parece ir bien de momento, pero pronto se complica el asunto por culpa de las «maneras» que muestran esos agentes y la operación acaba en desastre. ¿O acaso no?… El brigadista se hace esa pregunta, y otras muchas tocantes a su condición revolucionaria, y al cabo halla una serie de respuestas que dan al traste con buena parte de sus convicciones. La más importante de todas —la respuesta clave— le sitúa frente a su conciencia y también frente a la memoria de la Historia, lo cual supone una carga que, andando el tiempo, le lleva a adoptar una… enigmática actitud de espera. La espera, quizá, de aquel que busca imperiosamente la justicia.




Háblanos un poco de ti.

Pues sí, soy burgalés.  De la capital.  Nací en el que se considera uno de los lugares más fríos de España y, además, en febrero; así que, tal vez por eso, algunos dicen (en broma) que mi carácter se parece al que ofrece el invierno.  Pero ya se sabe: manos frías, corazón caliente.  En el fondo, soy un sentimental que procura conducir su vida por medio de dos normas: la del honor y la de la excelencia.  Doy el máximo valor a la palabra que se empeña y a los actos nobles; y, en las diversas tareas y proyectos que acometo, intento acercarme todo lo que puedo a la perfección.  Amo el arte verdadero, no el que ahora se autonombra así por conveniencia.  Soy amigo incondicional de la naturaleza pero al modo antiguo, al modo del que fuera mi paisano, el ya desaparecido doctor Félix Rodríguez de la Fuente, y por eso detesto la actual parafernalia eco-absurda.  Me gustan todas las ciencias: Física, Química, Matemáticas, Paleontología…  Aprecio la cultura y el saber en grado sumo.  El deporte resulta imprescindible en mi día a día y, por lo que se refiere a los libros…  Una de mis más preciadas posesiones es una edición del Quijote, abreviada para niños, que mis padres me regalaron cuando cumplí nueve años.  Ahí empezó mi afición a la lectura y con eso queda todo dicho.  Escribir y convertirme yo mismo en autor es uno de los regalos que he obtenido de la vida.

 

¿Qué podremos encontrar entre las páginas de Juegos de niños?

Historia.  Pero no la Historia que se cuenta en los colegios, en las televisiones o en otros ámbitos públicos, sino aquella que se oculta a sabiendas para no contrariar ciertos intereses políticos.

                                                            

¿En qué ingrediente reside la fuerza de este libro?

En la verdad.  El relato que recoge Juegos de niños es ficticio, pero no así el contexto que lo enmarca y la arquitectura de su trama.  La verdad, tozuda siempre, revelará al que pregunte cuántas vidas reales pasaron en su día por el mismo trámite que los personajes de esta historia.  La vedad, sí.  Cruda y descarnada. 

 

¿Qué quieres transmitir a través de este libro?

Más que transmitir, quiero aportar.  Es tan enorme la montaña de películas, libros, documentales, artículos y discursos que hablan de los horrores del fascismo, que he querido aportar un grano de arena, acaso, para corregir un poco más el evidente desequilibrio, pues todo lo que se refiere a los horrores del comunismo no supone, por comparación, más que un montoncito de grava.

 

¿Cómo describirías tu trayectoria de escritor desde la primera publicación hasta esta última?

Pues… como una línea recta.  Mi primera novela, Si la mano te escandaliza, es una obra abiertamente crítica con la religión, con la justicia establecida y con otras cosas.  Ahora, en Juegos de niños, continúo con el afán de sacar a la luz lo que yo creo que merece denuncia.  

 

¿Cuál fue el último libro que leíste? ¿Por qué lo elegiste?

He terminado hace poco la lectura de una obra clásica, de las que antes servían para hacer buenas series de televisión.  Me refiero a La Barraca, del valenciano Vicente Blasco Ibáñez.  Es una obra corta pero jugosa, muy bien escrita y que tiene la virtud de transportar al lector a ese ambiente bucólico, entrañable, inocente en cierto modo, y también recio, que tuvieron la suerte de conocer nuestros abuelos.  Es la literatura de siempre.  Por las sensaciones que dejan en el espíritu, es por lo que leo esta clase de libros.

 

Y ahora qué, ¿algún nuevo proyecto?

Proyectos, por fortuna, nunca faltan.  En el campo que nos ocupa, tengo dos más o menos inmediatos.  El primero se concreta en la creación de un libro de relatos referidos al asunto eco… (mejor, me guardo el calificativo), y el segundo pasa por dar forma y cuerpo a otra novela que, siguiendo la línea antes mencionada, deberá ser interesante, pero también ácida.


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