Entrevista a Virginia Gil Torrijos, autora del libro Lo ilusorio
Virginia Gil Torrijos es una escritora asturiana y economista de profesión. En el año 2019 fue nombrada Poeta del Alba en la localidad marinera de Candás. Ahora nos presenta el poemario Lo ilusorio. Os invitamos a conocer más a través de esta entrevista.
Formato: 150 x 230
Colección: Verso y color
Autor: Virginia Gil Torres
Háblanos un poco de ti
(¡Jajaja! Esto parece una pregunta para hacer “match” en Tinderworld)
(Ahora en serio):
Me llamo Virginia. Hablar de mí no creo sea tan relevante.
Soy una mujer que vive y pisa este siglo XXI, aunque en muchas cosas todavía
permanezco anclada en el XX. Hablar de
mí, es hablar de unas circunstancias, las actuales y de este tiempo, y también de
este país y de esta tierra. Por lo demás como decía Walt Whitman “me
contradigo: contengo multitudes”, lo que dicho de otro modo podría interpretarse
como que soy ecléctica, una mezcla de muchas poquitas cosas: mujer,
trabajadora, economista, activista social y política, madre, divorciada, de
mediana edad, asturiana y a veces también soy un poco escritora y poeta. En el modo
poeta, el que nos concierne hoy, me gustaría pensar que como cantaba la gran
Joan Baez, en mí hay minúsculos posos de algún diamante y de muchos,
muchísimos, óxidos herrumbrosos.
¿Qué podremos encontrar entre las páginas de Lo ilusorio?
Tal y como se dicen en la
sinopsis en “Lo ilusorio” nos adentramos en un viaje poético, memorístico, con
escalas alfabetizadas y repleto de imágenes que se pliegan y se contraen sobre
ellas mismas, un viaje que va desde los recuerdos infantiles o las leyendas
ancestrales, hasta una realidad actual, cruda, palpable y ciertamente desolada
y sin cobijo. La poesía en ella contenida no deja de ser una especie de
medicación onírica para la supervivencia.
En conclusión “Lo ilusorio”: Va de amor y del recurrente desamor. Y de la
búsqueda de una receta para salir de ese cansino bucle sin darle ni a los
ansiolíticos, ni a la bebida, sino dándole con brío a la solitaria poesía y,
sobre todo, a los sueños.
¿En
qué ingrediente reside la fuerza de este libro?
Creo, que la
fuerza esta precisamente en su turbulencia, en su oleaje, en la quijotesca
búsqueda de una utopía sobre lo que es más cotidiano, más bélico y aparente.
“Lo Ilusorio” no deja de ser, por ello, un homenaje a la esencia de la que
beben los soñadores, los poetas, los buscadores de aventura y a los orígenes de
los despropósitos que se entremezclan en sus cálices de sueños.
¿Qué quieres transmitir a través de este
libro?
Quisiera haber podido trasmitir la no sumisión, la pulsión,
las entrañas, el pundonor. No sé si lo he conseguido. Por lo menos lo he
intentado.
¿Cómo describirías tu trayectoria de escritor desde la primera
publicación hasta esta última?
La describiría como un Guadiana. Un río que aparece y desaparece.
A veces el torrente está seco, a veces es manso, otras, arrasa a su paso. Pero
es una trayectoria, y eso es lo que importa. En ocasiones también desaparece el
cauce, y en cambio todo se lleva de obstáculos que interfieren el flujo y en la
visión del líquido, pero el agua siempre encuentra un camino incluso casi
inconsciente, incluso casi a su pesar.
¿Cuál fue el último libro que leíste? ¿Por qué
lo elegiste?
Estoy leyendo varios a la vez. Pero justo en este momento tengo uno mi
regazo, posado debajo del portátil desde el que estoy ahora mismo escribiendo.
Es un libro de Evelyn Mesquida titulado “Y ahora, volved a vuestras casas”. Es
un ensayo histórico sobre los españoles republicanos en la resistencia francesa.
Lo estoy de nuevo releyendo, intentando encontrar algo, buscando y elucubrando una
conexión, la que sea, un nombre ficticio por peregrino que pareciera, que me
diera una pista del grupo con el que operó mi abuelo en Francia en 1944.
Y ahora qué, ¿algún nuevo proyecto?
Sí, 4 en concreto.
1- Más poesía: Estoy con las correcciones de un nuevo poemario
2- Intentaré cerrar en breve un libro que sea una recopilación de relatos.
3- Una novela, que no sé si alguna vez escribiré. Quiero contar sobre
este tiempo convulso, contar sobre la perspectiva de las mujeres, sobre los
divorcios a una determinada edad, sobre la replicación de modelos sociales estructurales,
sobre la cosificación, sobre la soledad y sobre la necesidad vital de que
existan románticos anacronismos. También me gustaría profundizar en el
edadismo, los perniciosos clichés de que todo tiene que ser joven, innovador
nuevo y sobre todo, quisiera adentrarme en los farragosos lodos de una
impostada adaptación social a consta muchas veces, de una salud mental
quejumbrosa. Todo ello con una trama de
fondo.
4- Conseguir que a mi abuelo le den la medalla a la Legión de Honor por
ser “resistente” en Francia. No creo lo consiga, pero lo voy también a
intentar.
Como ven, no
tengo “sueños baratos”. Quiero hacer todo eso y seguir colaboración en diarios,
radios y asociaciones culturales.
Necesitaré
suerte y supongo también alguna tempestad para que agua brote de forma
espontánea. (¡Jajaja!)
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