Entrevista a Miguel Fuentes Arias, autor del libro "El silencio de lo cotidiano"






«Ruido», concepto acuñado por Shannon y Weaver en su Teoría de la Información (1948), es aquel que interfiere en el desarrollo eficaz de la comunicación. En El silencio de lo cotidiano, Miguel Fuentes Arias contrapone este concepto con «silencio». El primero, como causante de malos entendidos, inseguridades, errores; el segundo, como un momento de reflexión. Os invitamos a conocer más del libro y su autor a través de esta entrevista.



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¿Por qué eliges el relato como manifestación de tus dotes literarias?

Por la propia naturaleza de la temática y el asunto del que hablo. Al ser un intento de reflexionar sobre los oasis de silencio de nuestro acontecer diario, creí oportuno narrar en lugar de hacerlo con versos, ritmo, melodías, etc. No obstante, es una prosa a la que no le faltan elementos poéticos, como nos ocurre todos los días.


El silencio de lo cotidiano, ¿por qué?

Es un título que quiere interpelar a nuestra falta de atención a lo asombroso que la rutina de los días logra eliminar. Es un intento de rescatar el silencio frente al ruido y al vértigo que nos lleva.


El silencio suele interpretarse de maneras contradictorias dependiendo del contexto: como una forma de admitir una verdad incómoda o como manifestación de mucha comodidad entre dos o más personas. ¿Cómo lo definirías tú?

Lo defino más en el segundo sentido, como algo que subraya la grandeza de la existencia y de la creación, como un homenaje a saber parar el tiempo y apresar el don de existir.


¿Qué podemos encontrar en las páginas de El silencio de lo cotidiano?


Lo que se nos escapa de tantos instantes únicos, de tantos viajes como turistas dormidos, de tantos encuentros desperdiciados, la poesía de la vida, el misterio de acercarnos a una reflexión sobre quiénes somos y para qué vivimos.
Bueno, eso es lo que me gustaría que encontrara el lector. Otra cosa es si lo he conseguido.


¿Cuál es tu relato favorito y por qué?

Bueno, podría nombrar a varios, pero si tuviera que quedarme con uno, sería el 19, titulado Obra de arte. En él declaro que el gran pecado es no vivir y reflexiono sobre ello.


¿Cómo describirías tu estilo?

Reflexivo, cercano a la prosa poética, a veces irónico. Intentando bucear en el lenguaje para hallar el vocablo preciso para expresar el sentimiento descrito. Léxico sencillo, nunca rebuscado.


Como lectores, sabemos que conocer algo acerca de la vida del autor es importante para comprender la obra. ¿Qué debemos saber acerca de ti para complementar nuestra lectura?

Encuentro en la literatura el complemento perfecto para entender algo mejor la vida, que no termino de saber de qué va. Pensar y escribir vienen convirtiéndose en adicciones que comienzan a ocuparme mucho tiempo y mucha dependencia. Algunos personajes literarios me han dado más vida que seres de carne y hueso.
Solo quiero estar con la gente que ama la pureza y la autenticidad de la vida. Rehúyo ya de perder el tiempo en tonterías. Caminar y leer son pasiones que me transmiten plenitud.
Creo en Dios. No puedo entender el sufrimiento humano, ni el dolor del mundo.
Como dijo Albert Camus, «Entre la revolución y mi madre, me quedo con mi madre».
Nada transforma más al ser humano que convivir con la bondad.


Sabemos que eres profesor de Literatura en un colegio de Huelva, ¿qué puedes decirnos acerca de la lectura en la juventud actual?

Así es, soy profesor en el Colegio Colón Marista de Huelva. La lectura no vive sus mejores momentos. Los alumnos y alumnas encuentran actualmente aficiones aparentemente más atractivas y sugerentes que la lectura. Los móviles y dispositivos tecnológicos y las redes sociales dificultan aun más rescatar la lectura del abismo en el que se encuentran.
No obstante, no todo está perdido. Siempre existen alumnos y alumnas lectoras: hay que ayudarles a que sepan encontrar la pasión y el entusiasmo por leer. En clase hay que dedicarle tiempo. Los planes de estudio y la esclavitud al cumplimiento de las Programaciones y a la Selectividad no ayudan: no hay disfrute, no hay placer. La lectura ha de orientarse como el placer que es. Vivimos en una sociedad que se valora y provoca a risa lo chabacano y lo grosero, el chiste fácil, y se ve como rarita y friki la cultura y el conocimiento.

Si te tocara desenvolverte como Ministro de Educación, Ciencias y Tecnología de España, ¿qué medidas tomarías para estimular la lectura desde la infancia a la adultez?

Leer en clase, a cambio de nada. Leer por el placer de leer, sin contrapartida. Ese maestro debería transmitir que esa lectura es parte de su propia vida. Mantener el silencio. Falta silencio. En las escuelas hay mucho ruido; es la antítesis absoluta de la lectura.

¿Qué le dirías a nuestros lectores para incentivarlos a leer tu libro?

Que sean compasivos y misericordiosos conmigo (risas).
Que lean este libro sin prisas, no hay por qué acabarlo. Son una yuxtaposición de capítulos que ahondan en el asombro de vivir. Que no vayan a buscar nada, que se dejen llevar por la vida, el silencio y la literatura. Mi libro quiere provocar que el lector o lectora escriba los propios capítulos de su vida. Que no se quede en lector, que aspire a ser autor.






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