Entrevista a Oswaldo Reques, autor del libro Lázaro… El día que iba a morir

 

Oswaldo Reques

Oswaldo Reques es un escritor venezolano, además de Historiador y Abogado y con maestría en Ciencias Políticas.  Entre sus obras, libros para la enseñanza obligatoria 1993, Editorial Excelencia 7º, ensayo Las angustias de Montilla para el reconocimiento de La Villa (Ed. Fundacem, 2006), obra acreedora del Premio Nacional de Historia (2006); Palestina Venezuela, ¿qué tiene que ver un diente con una muela? (Ed. Fundacem, 2008) y Agamenón… que cayese al suelo (Ed. Adarve, 2022). Ahora nos presenta Lázaro... El día que iba a morir, una obra filosófica y vital. Os invitamos a conocer más a través de esta entrevista.


Lázaro... El día que iba a morir
ISBN: 978-84-19899-74-3

Número de páginas: 160


Formato: 150 x 230


Colección: Adarve


Autor: Oswaldo Reques


Sinopsis: Lázaro es un personaje alegre, muy especial por su optimismo ante la vida, a pesar de las grandes vicisitudes que le ha deparado su existencia. El designio de la Providencia es que hoy muera, sin prórroga, porque es su destino implacable ante el que no cabe súplica alguna, ni posibilidad de negociar. A través de las páginas de esta novela, el lector se va enamorando de Lázaro quien resulta implicado, en una sola jornada, en múltiples accidentes que ponen en riesgo su vida porque debe morir, tal como le ha sido anunciado al lector desde la primera frase escrita de este relato. Sin embargo, es capaz de arreglárselas para sobrevivir en una ciudad que hace del día a día un gran reto el pretender continuar en este mundo y en la que Lázaro cree estar acostumbrado a lidiar con cada contratiempo; algo propio de quienes habitan en lugares con poca seguridad. Entonces… ¿resultará el destino tan inflexible?, ¿se cumplirán finalmente los infaustos vaticinios? Las respuestas sólo se conseguirán en el último momento, en un escrito sobre la filosofía de la vida que puede hacer que cambiemos las perspectivas de aquello que damos por seguro pues, ¿realmente existe algo seguro?




Háblanos un poco de ti.

 Soy venezolano, estando impregnado de esa cultura por los 4 costados, haciendo que vea al mundo con una perspectiva tropical, en donde lo insólito, es parte de lo cotidiano y lo normal se me presente en ocasiones como raro.

 Tal vez una constante de mi vida ha sido el deseo de saber insaciablemente, teniendo curiosidad infinita por conocer casi de cualquier cosa, siendo posiblemente la causa de que me haya gustado tanto estudiar y escribir y creo, que lo segundo, es más difícil hacerlo sin lo primero, así vivas 100 años.

 Estudié Historia y Derecho, dos áreas del saber en donde la escritura, reflexión y necesidad de avanzar en el conocimiento están presentes permanentemente, que lo he combinado con una capacidad innata para hablar fácilmente en cualquier circunstancia y escenario.

 En ocasiones pienso que no existe ningún campo de estudio que no me interese. Tengo algo así como un síndrome arrollador por curiosear y profundizar sobre todas las cosas, importantes e igualmente banales, a fin de cuentas, eso puede ser muy relativo.

 Nunca pensé vivir fuera de mi país, sin embargo hacerlo me ha permitido comprender un poco más al ser humano, lo que quizás, ha sido algo que ha favorecido mi escritura, al ampliar, literalmente, mis fronteras.

 Al escribir es necesario dedicarse con ahínco para que al menos te guste a ti mismo lo que produces. Adicionalmente, personas como yo, utilizamos la escritura en los distintos estados de ánimo que la vida nos va generando: tristeza, alegría, euforia y demás.

 La escritura te permite crear mundos, personajes, situaciones, sintiendo que haces y deshaces, un poder que es tuyo y para ti, sin necesidad de efectos reales sobre  las personas, pero como dialéctica, con posibilidad de modificar sus sensaciones al leer lo que haces.

 

¿Qué podremos encontrar entre las páginas Lázaro… El día que iba a morir?

 Mucho humor ante situaciones insólitas que parecieran ser poco probables que le ocurran a una persona y todas en la misma jornada, además el día que va morir, cosa que sabe el lector, pero no el protagonista.

 La novela da la posibilidad de reflexionar sobre la muerte, el dolor y otros temas que nos hacen humanos, para tratar de darle respuestas a tantas preguntas que frecuentemente nos pasan por la cabeza y a las cuales, pareciera, que no le encontramos soluciones.

 Igualmente intentar de desmontar mitos que supuestamente nos dan tranquilidad, pero que a la vez, nos generan ataduras  peores, que aquello que presuntamente dicen  solucionar.

 Creo que enamorarse de un personaje que ante las adversidades siempre ve el lado positivo de los problemas, llevándonos a quererlo y a entristecernos, porque permanentemente sabemos, que ese será su último día, en el cual fallecerá.

 Esto ratificará que la vida es perfecta con su inseguridad y desconocimiento sobre lo que sucederá en el segundo inmediato de nuestras vidas, permitiendo esa incertidumbre que siempre sigamos adelante.

 

¿En qué ingrediente reside la fuerza de este libro?

 Posiblemente en aquello que nos hace absolutamente humanos como la muerte, la falta de poder sobre la vida, el deseo por controlar el presente y el futuro, en los cuales queremos infatigablemente influir y ratificando que la existencia es perfecta tal cual es.

 Haciéndonos reflexionar sobre esos deseos de vida eterna y de saber sobre el porvenir, creyendo que sería una solución a nuestras angustias, cuando en realidad, pasaría lo contrario.

 Quizás, todos quisiéramos tener cerca a un personaje como Lázaro, para quien generalmente hay posibilidades de salir victorioso ante las adversidades, desconociendo esa actitud  tan común de víctima, usada muy frecuentemente para manipular, someter y lograr objetivos, no necesariamente benévolos.

 

¿Qué quieres transmitir a través de este libro?

 Que no sabemos por qué, ni para qué existimos, más allá de ser parte de un proceso biológico de la naturaleza, pero que en todo caso pareciera inmejorable como es, con su incertidumbre permanente. La certeza, sería mucho peor.

 Ratificar que la única seguridad que existe es la inexistencia de ella, siendo una vanidad de nuestra especie el creer que somos especiales y que podemos controlar algo, cuando representamos una minúscula partícula de un gran todo.

 

¿Cómo describirías tu trayectoria de escritor desde la primera publicación hasta esta última?

 La escritura, como todo medio de expresión es un proceso que no se detiene, necesitas prepararte permanentemente, colocarte retos, tratar de superarlos e ir creando herramientas que den respuesta a tus expectativas.

 Mi trayectoria como escritor es un descubrir constante, porque en ocasiones puedo no reconocer algo que escribí e impactarme positiva o negativamente, pues las cosas son según el momento y sus circunstancias, no escapando la creación a esa regla.

 El escribir es un ejercicio que necesita renovarse sin cesar, para ello es necesario colocarse retos.

 Yo lo he hecho y en ese sentido creo que rara vez habrá un escrito mío igual a otro. Busco precisamente tener éxito en esa meta que me he colocado, bien sea haciéndolo sobre una persona anciana, alguien de buen humor o poniéndome en la piel de una mujer.

 No podría decir que mis escritos de ahora son mejores que los anteriores, pero si puedo asegurar que son diferentes, que el oficio hace que se tengan otras herramientas y que la vida, igualmente, permite que veas el mundo distinto a tiempos ya pasados, llevándote a reflexiones y conclusiones con otras visiones o con enfoques diferentes.

 

 

¿Cuál fue el último libro que leíste? ¿Por qué lo elegiste?

 Yo leo muchos libros a la vez y en ocasiones tardo en terminarlos. Sin embargo, extrañamente, en estos días he finalizado 3 que me han dejado pensando largamente:

 Antimanual del sexo de Valérie Tasso; La noche en que Frankenstein leyó el Quijote de Santiago Posteguillo y La invención de Jesús de Nazaret de Fernando Bermejo Rubio.

 El de Valérie Tasso lo leí porque ella es una mujer conocedora de la sexualidad humana en general y de la femenina en particular, escribe muy bien y es muy culta. La leo desde hace muchos años y lo hago con todo lo que va publicando.

 El de Fernando Bermejo por el título y no me decepcionó, tiene una pluma brillante y el personaje de Frankenstein me apasiona, considerando que, lamentablemente, Hollywood le hizo un flaco favor y la gente conoce poco la novela de Mary Shelley, que se aleja de lo que puso en las pantallas aquella industria, entre otras cosas, porque el monstruo es Víctor y no el resultado de su creación quien es profundamente humano.

 El de Fernando Bermejo porque la Iglesia Católica y sus personajes me han llamado mucho la atención siempre, costándome creer cómo a partir de hechos históricos tan difusos, se pudo montar un entramado que ha funcionado ya por más de 2.000 años, convenciéndome de que las personas creemos, lo que queremos creer, más si quienes difunden algo, le dan a las teclas perfectas de la manipulación, aderezadas con los miedos.

 

Y ahora qué, ¿algún nuevo proyecto?

 He terminado recientemente Rebeca, ¡Ojo con las hojas de las hojillas!En la que me coloco en el sentir de una mujer y trato de identificar, desde esa perspectivas, temas como el amor, la pasión, el erotismo y su relación con ellos.

 Ahora trabajo en otra que he llamado Vanesa, ¡no!, también desde la perspectiva femenina, pero con un contenido diferente, al ser otro el tema, más relacionado con las relaciones amorosas marcadas por la diferencia de edad entre la pareja.

 Igualmente escribo ¡A lo lejos!, para intentar entender el mundo diseñado para la gente que oye y habla, desde la perspectiva de un niño sordo – mudo.

 Finalmente sigo con Las cóleras de Aquiles, porque la furia es un tema que siempre me ha impactado mucho por la capacidad súbita que tiene de modificar la conducta y personalidad de una persona

 


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